12_Padres solteros

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Carla estaba atrasada para llegar hasta su trabajo. No tenía tiempo de nada. Debía llegar pronto a su trabajo. Tenía que preparar junto a su equipo la defensa de un cliente muy importante. Era una de las mejores y más prestigiosas abogadas de Madrid pero aun así le costaba delegar en los subordinados. Era la jefa pero si ella no era la que hacía las cosas entonces las cosas no se hacían bien.

Miraba su teléfono para ver si tenía algún mensaje de la oficina cuando chocó con alguien por culpa de la distracción.

-¿Qué haces aun aquí?-le preguntó Carla confundida a Santiago, su hijo de 15 años-Tendrías que estar de camino a Las Encinas.

Su hijo ni se molestó en ocultar su fastidio.

-Adivina-dijo Santiago malhumorado.

(Mierda Polo)

-Tu padre se olvidó de venir por ti una vez más-dijo Carla agotada.

-Ya sabes cómo es-dijo Santiago de mal humor-la culpa es tuya por seguir esperando algo de él.

A Carla no le gustaba ver a su hijo tan amargado respecto a su padre pero no podía culparlo. Como padre Polo siempre dejó bastante que desear y después del divorcio ese aspecto se intensificó.

-Súbete al auto-dijo Carla-te llevaré yo.

Cuando ambos estaban ya de camino al colegio Carla notó una vez más cuanto había crecido su hijo. Con 15 años ya era más alto que ella y aun le quedaba un poco más por crecer. Era guapo. Una amalgama interesante entre Carla y Polo. Las facciones de su padre y su negro cabello con los ojos verdes de Carla. Ya no era ese niño que se refugiaba en su madre por todo. Estaba en camino de convertirse en un hombre y el hecho que ahora estaba de novio con una bonita muchacha de su mismo salón de clases hacía que Carla ya no supiera tan bien como vincularse con él.

-¿Y cómo va todo con Priscilla?-preguntó la abogada.

Notó como Santiago se sonrojaba y Carla se recordó a sí misma cuando a esa edad sus padres le preguntaban cosas y ella ocultaba información íntima. Pero su hijo no ocultaría las mismas cosas que ella, es decir es un niño. El aun no estaría pensando en...

Carla negó con fuerza para sacar esa idea de su cabeza. Aun se aferraba a esa imagen de su tierno bebe.

(Tu tierno bebé tiene 15 años)

-Estamos bien-dijo el muchacho-estamos planeando que hacer el fin de semana.

Carla aceptó la respuesta pero no se quedó tranquila.

-Sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea ¿verdad?-dijo ella. Notó el ligero rubor en el rostro de su hijo-cosas sobre las relaciones, sobre estar con alguien...

Justo llegaron a la puerta de del colegio donde Paula, la mejor amiga de Santiago lo estaba esperando, dándole al oven la excusa perfecta para no responder.

-Llegamos, debo irme-dijo el joven-gracias por traerme mamá.

-También puedes hablar de eso con tu padre si conmigo te incomoda-dijo Carla pero se arrepintió al ver la expresión de su hijo que claramente le decía "¿Estás bromeando?

Vio a su hijo juntarse a su amiga y entrar en Las Encinas. Amaba a su hijo con todo el corazón pero había cosas en que no sabía cómo hablar con él, cosas de las que un padre debía ocuparse o algún tipo de figura masculina de referencia que lamentablemente Santiago no tenía. El muchacho vivía rodeado de mujeres. Vivía junto a su madre y a Polo lo veía muy poco y cuando sucedía no era precisamente tiempo de calidad padre-hijo. Su mejor amiga era una mujer por lo que había cosas de hombres que le incomodaría charlar con ella. Un poco ese rol de figura paterna lo ocupó su padre Teodoro pero hacía años que había muerto. Las otras personas que formaban parte de la vida de Santiago eran su madrina Lucrecia y su abuela Beatriz.

Multiverso CarmuelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora