21_No deseo estar aquí

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Observaba como los invitados seguían llegando a la mansión de sus padres para la fiesta. Bueno, también era su mansión técnicamente, pero ella prefería pensar que era de sus padres. Y de Cayetana y Polo claro.

Porque Beatriz, Teo, Caye y Polo no tuvieron que trasladarse para venir a esta fiesta, pero Carla sí. Ella vivía sola y estaba bien así. Soportar a su familia era posible en dosis pequeñas, como esta fiesta. Pero, ¿Estar aquí todos los días? No gracias. Llámenla egoísta, pero a Carla le gustaba conservar su salud mental.

Ni siquiera entendía qué tenía que hacer ahí. Es decir, su apellido es Rosón Caleruega y debía estar en la fiesta de su empresa (aparentemente hay que festejar que la empresa sigue siendo tan exitosa como siempre lo fue). Pero Carla no sentía que las bodegas Marquesado de Caleruega sean su empresa. Es la empresa de su familia, pero no de ella. Se había encargado de eso hace unos años.

Sin embargo, seguía asistiendo a estos eventos por una cuestión de imagen familiar que debían dar. Pero nadie podía ignorar a la hija traidora que dejó a su familia y su legado por, egoístamente, hacer su propio camino en el mundo empresarial. Porque todos conocían la historia de la hija mayor de Teo y Beatriz que cuando regresó de estudiar en el extranjero en una prestigiosa universidad, solo había trabajado en la empresa de su familia un año y luego aceptó la tentadora oferta de un grupo empresarial de medios audiovisuales para ser una de sus cargos más altos. Era realmente joven y le daban ese lugar. Cualquier padre se sentiría orgulloso de eso. Excepto Teo y Beatriz.

Nunca pudieron entender que Carla deseara hacerse un nombre propio. O quizás, no entendieron que se cansó de su familia. Venía a estos eventos solo para evitarse los reclamos de sus padres. Aunque siempre se colaba algún comentario mordaz hacia Carla.

Porque no importaba qué hiciera Carla, nunca sería suficiente para sus padres. Carla era una excelente estudiante en Las Encinas, Cayetana apenas aprobaba. Carla estudió y se graduó con honores en una prestigiosa universidad de Inglaterra. Carla regresó y trabajó en las bodegas. Pero Teo y Beatriz nunca vieron nada de eso porque, como siempre, toda su atención estaba puesta en Cayetana, quien podía hacer todo mal en la vida y aún así sería la preferida. Que ahora Carla sea, sin aun tener siquiera 28 años, la CEO de una importante empresa no importaba porque ya había sido tachada como el enemigo por renunciar a las bodegas y por no casarse y quedar embarazada como su hermana menor Cayetana. Incluso Cayetana había declinado trabajar en las bodegas y fue Polo quien tomo ese lugar sin ser un Caleruega y a sus padres no le parecía mal. Claro, lo que hiciera Cayetana estaba bien siempre.

Carla sabia la razón. Cayetana era la hija alegre y simpática, la que siempre sonreía, la que jamás desafiaba y la que estaba orgullosa de su apellido mientras que Carla quería ser reconocida por ser Carla y no sus apellidos. No se avergonzaba de ellos, pero deseaba que sus méritos fueran suyos y no de sus apellidos. Y todo el mundo reconocía eso. Excepto Teo y Beatriz. Vamos, que hasta Cayetana estaba orgullosa de su hermana mayor. Y Carla no odiaba a su hermana, la amaba, pero no podía evitar sentir celos y envidia de cómo sin ningún esfuerzo su hermana era la preferida y ella la paria de su familia. Pero tenía bien dirigido su malestar hacia sus padres. Cayetana no tenía la culpa, y menos su sobrino que nacería dentro de un mes aproximadamente para el que Carla ya pensaba convertirse en la tía consentidora.

Aunque esto último tenía su lado malo también. El padre de su sobrino era Polo. Quien había sido el mejor amigo de Carla desde la infancia. Habían ido juntos a Inglaterra a estudiar. Fueron inseparables, hasta que Polo comenzó a salir con Cayetana y cada vez más Carla vio como algo que amaba prefería a Cayetana antes que a ella. No estaba enamorada de Polo como hombre, pero extrañaba a su mejor amigo. En los últimos años casi no pasaban tiempo juntos porque a Polo le absorbía todo su tiempo Cayetana, sus suegros y su futuro hijo. Carla se sentía abandonada y traicionada por Polo porque si alguien sabia como se sentía ella respecto a su familia era él, que había sido su confidente toda su vida. Y ahora le hacía lo mismo que ellos.

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