17_Cuando ves algo que los demás no pueden

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Había terminado otro día en Las Encinas y Rebeka solo deseaba ir con sus amigos a tomar algo en el Club Barceló. Cuando se lo propuso a sus amigos estos no dudaron en ir, aunque Samuel aclaró que no se quedaría por mucho tiempo ya que tenía que encontrarse con su novia más tarde.

Rebe rodó los ojos con aburrimiento, pero no dijo nada. La obsesión de Samuel con esa rubia era algo que ella no lograba comprender.

Ya en el Club Barceló, Rebe, Omar, Cayetana y Samuel se sentaron alrededor de una mesa y pidieron cuatro cervezas. Por fin podían relajarse después de una extenuante semana de exámenes en que no tuvieron descanso ni uno de los días. Pero una buena birra con amigos era una buena recompensa.

Rebe se consideraba a sí misma una persona muy sociable. No le costaba hacer amigos, pero pocas personas se ganaban verdaderamente su confianza. Por eso mismo estos tres eran sus mejores amigos, más que nadie.

Entre ellos se destacaba Samuel a quien ella consideraba su principal aliado en lo que sea. Para ella Samuel era su mejor amigo y lo consideraba la persona más leal y agradable que había conocido. Samuel era alguien en quien podías depositar tu confianza. De hecho, no hacía falta ser amigo de Samuel para considerarlo alguien amable y bueno. Algunos que no eran sus amigos igualmente lo respetaban y lo apreciaban como Lu, Guzmán y Polo. Todos querían a Samuel, era como el hermano menor simpático al que todos querían proteger.

En algún momento Rebe creyó estar enamorada de él, pero finalmente entendió que simplemente idealizaba a su amigo por ciertas características de su personalidad. Se sentía mejor siendo su amiga y lo protegería de lo que sea. Por eso todas sus alertas se activaron cuando Samuel tiró la bomba de que estaba de novio con Carla Rosón Caleruega.

Carla Rosón Caleruega era la chica más atemorizante de todo el colegio. No es que hiciera cosas que perjudicaran a los demás o algo así. Pero su frialdad e inexpresividad hacia que todos le temieran. Incluso sus amigos más cercanos como Lu, Polo o Guzmán sentían un poco de ese temor. Carla intimidaba a hombres y mujeres por igual. Ningún muchacho se atrevía a invitarla a salir por temor a encontrarse con un cruel y sucinto rechazo que destrozara sus autoestimas. Las chicas no podían evitar sentirse menos ante una mujer que parecía superarlas a todas en belleza e inteligencia. Y no era solo eso. Carla era una persona tan calculadora que daba la impresión que solo caminando por el pasillo ya estaba creando algún plan macabro de algún tipo. No señor, nadie quería ser enemigo de Carla Rosón Caleruega, y muy pocos sabían cómo ser sus amigos.

Es por eso que fue como una cubeta de agua fría para el universo completo cuando el tierno y sencillo Samuel García Domínguez la había conquistado. Fue la mayor sorpresa para todos y se convirtieron en la pareja más comentada de Las Encinas. Claro que esos comentarios eran a sus espaldas porque nadie se atrevería nunca a decirle nada de frente a la aterradora rubia.

Pero lo que más perturbaba a Rebe eran las intenciones de la chica porque ella no se creía que la perra de la marquesita estuviera enamorada de Samuel. No, ella debía tener algún plan o algo. Rebe sospechaba que el pobre Samu sería víctima de algún plan malvado de la rubia demoníaca.

Varias veces lo había comentado con Caye y Omar. Ninguno de los tres entendía como Samuel podía estar tan enamorado de Carla. Porque esa chica debía ser realmente un témpano de hielo, emocionalmente hablando. ¿Qué había visto Samuel en ella más allá de su belleza? Era un misterio. Quizás Samuel creía ver cosas en ella que no existían. Una cara bonita podía ser un arma muy poderosa.

Después de estar conversando por un rato Samuel terminó su cerveza y se levantó.

-Bien-dijo el castaño-debo irme, Carla me espera.

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