7_Salvando las bodegas

741 18 4
                                    

Si algo detestó Carla toda su vida fue el hecho de ser utilizada por sus padres como si ella fuese un objeto a disposición de ellos.

Cuando era niña tenía la función de ser un objeto de decoración que servía para dar la imagen de familia perfecta ante el resto del mundo. Claro, porque los marqueses de Caleruega tenían que mostrar una imagen de fuerza, estabilidad, armonía y otras estupideces. La aburrida y elitista clase alta española debía ver esas cosas reflejadas en una niña que más que una niña debía comportarse como un robot programado para comportarse con lo que sus padres consideraban buena educación. Así, mientras los pequeños Guzmán, Marina y Polo podían correr por las fiestas y divertirse como niños normales, ella debía estar callada, pulcra y bien peinada junto a adultos que charlaban cosas aburridas de las que Carla no entendía nada.

A medida que fue creciendo y ya se veía que Carla era una hermosa joven que en el futuro sería una hermosa mujer era puesta para acompañar a los aburridos hijos de los socios de sus padres. Eso molestaba muchísimo a Carla no solo porque ignoraban sus deseos sino porque la hacían relacionarse con jóvenes aburridos, tontos y prepotentes cuyo único tema de conversación que manejaban era dinero, dinero y más dinero.

Por un tiempo la dejaron en paz porque estaba de novia con Polo y al ser el muchacho parte de una de las familias más ricas de España. Todos eran apariencias y posibles negocios. La relación con Polo no funcionaba pero la amistad si así que su novio era su confidente y esa aparentemente perfecta relación solo era una fachada que ambos mantenían solo para que ella pudiera respirar tranquila. Pero llegó un punto en que Carla consideró injusto mantener esa mentira. Una nueva compañera llamada Cayetana llegó a Las Encinas y se volvió evidente que Polo se había enamorado de ella así que Carla decidió dejarlo libre para que viva su felicidad. Sin embargo para ella significó volver a ser por completo la marioneta de sus padres.

Un día dentro de su mansión su padre la llamó. Carla ya se imaginaba lo peor.

-Carla-dijo Teo-quiero pedirte algo.

-¿Qué sucede?-preguntó la rubia de mala gana.

-Como bien sabes mañana iniciaras el último año de Las Encinas-dijo su padre con calma-y mañana se incorporarán a tu salón tres nuevos estudiantes. Ellos son los hijos de Benjamín Blanco, el hombre más rico de toda España.

Carla ya se imaginaba por donde venía todo esto.

-Necesito que te acerques a los hijos de este hombre, que te hagas su amiga. Incluso que te acerques un poco más al hijo varón de este hombre.

-¿No has pensado que sería todo más rápido si pusieras mi foto en internet y le pusieras la tarifa de mis servicios de prostituta?-preguntó Carla con sarcasmo.

-Carla no seas insolente-dijo Teo con fastidio.

-Me has vendido a todos los hijos de tus socios-dijo Carla impaciente-solo faltaba que me pidas que me acueste con ellos. La verdad es que no eres tan buen empresario como crees. Si lo fueras harías tus negocios sin involucrarme a mí.

Teo estaba furioso por lo que su hija le decía pero debía moverse con cuidado si quería que este negocio funcionara bien.

-Carla, creo que no entiendes la importancia de esto.

-¿A qué te refieres?-preguntó Carla.

-Las bodegas están en una situación delicada-explicó Teo-y necesitamos que Benjamin Blanco invierta una fuerte cantidad de dinero para que el negocio no se pierda.

Carla no daba más de la indignación. Una cosa era que la hicieran pasar el rato con unos estúpidos adolescentes pero cargar en sus hombros la responsabilidad de salvar las bodegas era demasiado.

Multiverso CarmuelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora