16_Una segunda oportunidad

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Polo Benavent caminaba con seguridad por los pasillos de la elegante empresa que era propiedad de Benjamín Blanco. El trayecto en el elevador había sido largo. Conocía la vanidad del mundo empresarial. Mientras más alto era el piso donde estaba tu oficina, mas importante eres. Pero esto no le importó, porque eso significaba que la persona que venía a ver era alguien muy exitoso y eso lo alegraba.

Llego a un elegante vestíbulo en cuyo centro estaba el escritorio de la secretaria y recepcionista de su amigo. Nadie se hubiera imaginado que el humilde Samuel García Domínguez llegaría a ser lo que era en tan corto tiempo. El éxito para Polo era algo asegurado por su apellido. Eso se esperaba de él. Sin embargo, Samuel provenía de una familia humilde. No tenía un apellido o una cuenta bancaria que le habrá puertas. Solo tenía su talento, su esfuerzo y algo de suerte.

Samuel y Polo se conocían desde niños y desde entonces fueron inseparables. Polo estuvo junto a Samuel cuando su padre murió, Samuel acompañó a Polo cuando Begoña tuvo que luchar contra el cáncer. Ambos se acompañaron en todo: borracheras, juergas, momentos dolorosos, etc. No eran amigos sino hermanos. Por eso, Polo más que nadie se alegraba por el éxito que Samuel había alcanzado a sus cortos 25 años. Hacía cuatro años que habían terminado la universidad y Samuel se había alejado bastante del grupo de amigos, salvo por Polo. Aunque esto último era más que nada por la insistencia de Polo de prohibirle a Samuel que también lo alejara a él.

-Buenos días señor-dijo la secretaria-¿En qué puedo ayudarle?

Polo no sabía si Samuel contrató a una secretaria o a una modelo. Era una hermosa rubia de ojos azules y aunque estaba sentada se dio cuenta de las curvas privilegiadas de la mujer. Polo hizo un esfuerzo por centrarse en sus ojos y no en su escote.

-Eh...si, buenos días-busco a Samuel García Domínguez.

-¿Tiene una cita?-preguntó ella en tono coqueto.

Polo se preguntó cómo Samuel podía ser tan bueno en su trabajo teniendo una distracción así frente a él permanentemente.

-No-dijo Polo-pero dígale que lo busca su mejor amigo.

La secretaria tomó su teléfono.

-Señor García-dijo ella en el mismo tono coqueto-lo busca un hombre que dice ser su mejor amigo.

Polo esperaba mientras la secretaria escuchaba lo que sea que Samuel le dijera.

-Está bien, señor García-dijo ella y se dirigió a Polo-el señor García pregunta si usted es Guzmán, Valerio o Ander.

-Qué hijo de puta-dijo Polo indignándose.

En ese momento una puerta se abrió y salió Samuel riendo a carcajadas.

-Debiste ver tu cara Polo-dijo el castaño.

Algo que no había cambiado desde que eran niños era la facilidad con la que Samuel siempre lo engañaba.

-Eres un hijo de puta –dijo Polo sonriendo y abrazó a su amigo.

-Por eso congeniamos tan bien-dijo Samuel.

Samuel miró a su secretaria quien lo miraba como si fuese el último hombre de la tierra.

-Isadora, este es Polo Benavent-dijo Samuel señalando a su amigo-y quiero que cada vez que venga...llames a la policía.

Polo golpeó suavemente a Samuel en el estómago.

-Imbécil-dijo el muchacho de ojos azules.

-Está bien-dijo Samuel riendo-él puede venir cuando quiera sin una cita.

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