Carla Rosón Caleruega estaba sentada en su oficina. Podría irse ahora de su trabajo pero eso significaría tener que aceptar la invitación de Yeray a almorzar y si algo aburría a Carla eran sus citas con Yeray. Ni siquiera sentía atracción física hacia el muchacho. Las conversaciones con él eran tediosas, solo sabía hablar sobre dinero y negocios y si Carla quisiera que alguien le hable sólo sobre eso se volvería novia de su propio padre quien desde niña la aburrió con sus tontas disertaciones.
Aunque Carla debía reconocer que en realidad ningún hombre le llamaba mucho la atención. Su último novio serio fue Polo con quien terminó hace 5 años. Finalizaron su relación en muy buenos términos y ahora eran muy buenos amigos. De hecho, Carla era la madrina de Álvaro el hijo de 2 años que Polo tiene con Cayetana.
Pero ya estaba cansada que sus padres quieran presentarle hombres que en realidad solo eran para fomentar los vínculos comerciales de su padres. Carla supuso que le gustaba fastidiar a sus padres. Ya de por sí los hizo enojar al no querer dedicarse a la empresa familiar y estudiar leyes. Si ya no le reclamaban nada era porque Carla era una excelente abogada con un gran prestigio pese a sus cortos 27 años.
Carla estaba dispuesta a irse solo por aburrimiento pero en ese momento tocaron a la puerta y apareció su secretaria Lucrecia.
-Carla, tienes alguien te busca-dijo la mexicana-ya sé que no tiene una cita pero insiste en verte.
Carla suspiró. Quería irse pero quizás esta persona le presentara un trabajo interesante.
-Hazlo pasar-dijo la rubia.
La abogada se acomodó en su asiento tras su escritorio. Lucrecia hizo pasar al nuevo cliente. Carla lo miró con detenimiento. Era un hombre joven, bastante guapo, bajito pero se le notaba que era deportista.
-Carla, te presento al doctor Samuel García Domínguez-dijo Lucrecia.
Carla le dio la mano como saludo pero quedó muy atenta a sus ojos. Eran de un profundo marrón con unas larguísimas pestañas. Estaba vestido elegantemente pero de alguna forma parecía informal.
-Mucho gusto licenciada-dijo Samuel.
-Mucho gusto doctor-dijo la rubia y notó que cuando Samuel sonreía se le marcaba unos hoyuelos en sus mejillas lo que lo hacía parecer mucho más joven. Se obligó a sí misma a continuar con la conversación y finalizar esa competencia de miradas-por favor doctor, dígame en que le puedo servir.
Baja la mirada como tomando valor.
-Necesito su ayuda-dijo el castaño-estoy en peligro de perder a mi hijo.
Lo dijo con tal temor que conmovió a Carla. Generalmente sus clientes eran hombres poderosos y arrogantes que creían tener el mundo a sus pies solo por tener dinero.
-Cuénteme por favor-dijo ella comprensivamente.
-Tengo un hijo llamado Simón, de cuatro años-sacó su teléfono y le mostró a Carla una foto donde un hermoso niño pelirrojo de ojos azules abrazaba al doctor García con una enorme sonrisa en los rostros de ambos. Le devolvió e teléfono y el continuo con su relato-y mi hermano quiere demandarme para quedarse con su custodia.
Carla no formulo una pregunta pero su expresión de confusión fue suficiente para que Samuel supiera que debía dar más explicaciones.
-Vera...Simón no es...él no es mi hijo, no biológicamente por lo menos. Yo conocí a Marina, su madre, cuando ambos entramos a la escuela de medicina a los 18 años. Comenzamos una relación y años después ella quedó embarazada. Nunca nos casamos pero si fuimos a vivir juntos. Luego nació Simón y fui el hombre más feliz de la tierra. Estaba creciendo profesionalmente y también crecía mi familia. Luego Marina me confesó que durante mucho tiempo fue amante de mi hermano Fernando García Domínguez y en ese lapso de tiempo fue cuando Simón fue concebido. Mi hijo ya tenía dos años cuando me lo dijo. Sentí que mi vida se derrumbó, ya no la veía a ella del mismo modo pero mis sentimientos mi Simón no cambiaron. Hicimos un examen de ADN y se corroboró que era hijo de mi hermano y no mío.
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Multiverso Carmuel
FanficEn distintas realidades una misma historia de amor se repite.