Antes de que Parallax pudiera asestar el golpe final contra Kilowog, un pensamiento repentino de remordimiento le cortó el ataque y su cuerpo salió volando, aun empuñando su energía del miedo. Parallax aterrizo en el desierto, volvió a ponerse de pie con un rugido y los rayos brotaron de las manos de la entidad del miedo. Y el poder de su miedo golpeó de lleno a Hal, que no tenía su anillo con el que desviarlo. Había estado tan concentrado en el punto de ruptura de Parallax que no se le había ocurrido buscar su propia voluntad.
Un relámpago negro desintegró su universo. Y cayó eternamente.
Hal se arrodilló bajo la lluvia. Miraba hacia una mano. Una mano de piel marrón. Se quito del dedo anular su anillo de Green Lantern y lo examino; ahora el objeto se estaba volviendo amarillento y su logo del Green Lantern Corps se estaba desvaneciendo. Su dedo anular tenía un óvalo de tejido chamuscado allí donde debía estar su anillo.
-¿Qué he hecho? – ¿Era ésa su voz? Debía de serlo, porque la pregunta era suya – ¿Qué he hecho?
Otra mano; cálida, fantasmal y amarilla, se posó suavemente en su hombro.
-Estás siguiendo tu destino, Hal – dijo una voz suave y familiar – Los Guardianes son traidores. Has salvado al Universo de su vileza. Te das cuenta, ¿verdad?
-Tenías razón – se oyó decir Hal – ¿Por qué no lo supe ver?
-No podías. Te envolvieron en el engaño, muchacho. Y como temían tu poder, nunca confiaron en ti.
Hal miraba la mano, pero ya no veía la marca de su anillo.
-Carol... Carol confía en mí...
-No lo bastante para contarte lo que sucedía con ella.
La traición paso en su memoria.
Debió de decirme lo de Star Sapphire... ella me puso en peligro. Todo es culpa suya.
Esa mano, cálida y fantasmal, dio a su hombro un apretón cálido y humano.
-Yo no temo tu poder, Hal, lo acepto. Eres el más grande de los Lanterns. Puedes ser el más grande de los Espectros Emocionales. Creo en eso, Hal. Yo creo en ti. Yo confío en ti.
Hal paseó la mirada desde la mano fantasmal en la cornisa del acantilado desértico a la viva en su hombro, luego la alzó hasta la cara del "espectro" parado a su lado. Y lo que vio le ahogó como si un puño invisible le aplastara la garganta. La mano de su hombro era humana. El rostro... no lo era.
Los ojos eran de un color amarillo y animal, y brillaban como los de un depredador acechando fuera del círculo de una hoguera. El color neón amarillo alrededor de esos ojos se había hinchado, fundido y resbalado como una luz derramada por un decantador de fusión, y la "piel" que lo acolchaba formaba la imagen de un insecto de tamaño humano que le atemorizo. Aturdido por el horror, aturdido por la repugnancia, Hal no podía apartar la mirada de esa criatura, de esa sombra.
Al mirar al rostro de la oscuridad, vio su futuro.
-Ahora acéptame – dijo la oscuridad –
Al cabo de un momento, lo hizo.
Hal estaba parado al borde del acantilado, Inmóvil. Parallax examinó en un amplio espejo de pared el daño sufrido por su rostro. Hal no supo decir si ponía expresión de repugnancia, o si sólo era la nueva forma de sus rasgos. Parallax alzó una mano hacia el horror informe que ahora veía en el espejo y se limitó a encogerse de hombros.
-De este modo, la máscara se convierte en el hombre – suspiró Parallax con un toque de resignación – Creo que echaré de menos la cara de Parallax; pero tu rostro, Hal... servirá a nuestros propósitos. Sí, servirá.
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Green Lantern: Miedo Encarnado
FanfictionTras muchos años de hazañas heroicas, un Lantern que perdio su fe ha comenzado a tejer una red de engaños. En Oa, los Guardianes han comenzado a dudar de las obligaciones y del alcance de los Green Lantern Corps. Y Hal Jordan, el primer humano elegi...