one shots | stray kids | PEDIDOS CERRADOS

Han Jisung.

— ¡Estas loca!

— ¡Estas peor que yo!

— ¡Inútil!

— ¡Estúpido!

— ¡Casi me matas!

— ¡Mejor! —corri a mi habitación, cerrando la puerta fuertemente.

— ¡No es para tanto! —grito Jisung detrás de mi habitación.

— ¡Para vos no! —abrí la puerta con lágrimas en los ojos.

— ¿Ahora vas a llorar? —el suspiró.

— Si, voy a llorar, porque no tenes idea de lo importante que era eso para mi. —mi voz se quebro.

— Solo era la foto de un animal. —rodó los ojos.

— El único animal acá, sos vos. —empecé a caminar, golpeando fuertemente mi hombro con el de el.

El rompió la foto de mi hamster, y simplemente se enojo cuando se lo reclame.

No tiene idea de lo importante que era eso para mi.

Odio tener que vivir con el.

Caminaba mientras lloraba, viendo la foto rota entre mis manos, teniendo el marco roto en mi mochila.

— ¿No puede hacer algo? —pregunte mirándola, y la chica solo nego con la cabeza.

— Perdón, pero tampoco puedo imprimirte otra. —asentí y salí de aquella papelería.

Estaba triste, enojada, y me sentía culpable.

Esa pequeña hamster rusa era mi todo, llego para ayudarme cuando sentía que me derrumbaba, conocía mi olor, siempre se subía a mi mano cuando iba a darle comida. Parecía escucharme cuando lloraba contándole los problemas que se formaban en mi vida social y amorosa.

Simplemente era mi mejor amiga.

Murió hace unos tres años, creo que por un tumor que se formó en su estómago, y lo único que tenía era esa foto, la cosa más importante en mi vida. No tengo nada más de ella.

Y Han Jisung vino a arrancarme un pedazo de mi felicidad, un pedazo de mi motivación.

— ¿Dónde estuviste? Tardaste años. —dijo el, lo ignore completamente, no quería nisiquiera mirarlo.

— Te odio como no te haces una idea. —dije entrando a mi habitación.

~

Mi celular sono, indicando una llamada entrante, con lágrimas en los ojos conteste.

— ¿Quién es? —trate de recomponerme.

— ¿Podes salir de tu habitación? —reconocí esa voz.

— No quiero hablarte. —corte.

— ¡Necesito que salgas! —grito desde su habitación.

— ¡No me molestes! ¡Quiero llorar en paz! —solloce esperando que el entendiera.