Habías estado completamente ocupada con tu trabajo de barista, hace semanas que no veías a tu actual pareja.
Estabas exhausta, las manos y cabeza doliendo a más no poder, tu pelo estaba hecho un desastre, el maquillaje que te habías hecho para poder tapar un poco tu cara cansada, estaba horrible, tus párpados pesaban y tus ojos habían llorado de más.
¿Estabas llorando? Claro que lo estabas, te habían descontado parte de tu sueldo, gracias a un cliente que venía con su entrepierna alborotada, no estabas de humor para aguantar comentarios fuera de lugar, por lo que lo mandaste a la mierda.
Tu jefe te había dicho que no tenias porque hacer eso, se enojó bastante, ya que, según él, fuiste muy exagerada. Pero, dios, estabas por morir y con los ánimos por debajo de la tierra, ¿cómo ibas a aguantar eso?
Habías estado ahorrando parte de la plata para comprarle algo a Chan, sabías que ustedes dos estaban demasiado alejados, por lo que le querías hacer una sorpresa para el fin de semana, hoy iba a ser el último día trabajando con horas extras, pero al parecer tendrías que seguir por más tiempo.
— Chris, ya llegué. —dijiste con una voz apagada, esperando que tu chico te escuchara mientras intentabas retener el cansancio que sentias para no caerte al piso del sueño.
La casa estaba en silencio, la puerta de su habitación compartida a medio abrir, la luz blanca de aquel lugar escapaba por la abertura. Escuchaste a tu novio gruñir, creíste que estaba jugando con sus amigos, por lo tanto no te preocupaste demasiado.
No tenias ganas de hablar, solo querías acostarte en el pecho de Chris y sentir sus caricias en tu cabeza.
— Fue increíble. —¿y esa voz? Tu ceño se frunció, la voz de Chan se escucho en forma de risa.
Empezaste a sudar frío y las ganas de dormir desaparecieron. Abriste la puerta lentamente, ya esperando lo que estabas por ver.
— Christopher... —pronunciaste y él se levantó rápidamente de la cama, golpeando a tu hermana con el codo, por lo que rápidamente se disculpo.
— Mira, esto-
Sus palabras quedaron estancadas en su garganta al sentir la cachetada que le habías proporcionado.
— Christopher, ¿esto es en serio? —él ni siquiera se atrevió a abrir la boca— Vengo de romperme el lomo todo el día para poder hacerte un maldito regalo, ¿y esto es con lo que tengo que lidiar? —miraste a la amante de tu pareja.
— Sam, yo tengo la culpa de todo esto, ¿si? —tu hermana no podía ni mirarte, sentía vergüenza, culpa y mucha pena.
— No trates de hacerlo quedar como el inocente, porque ustedes saben bien que los dos tienen la misma culpa. —miraste a tu novio, este estaba mordiéndose el labio inferior con miedo— Sos... un asco. Yo quería hacerte un lindo regalo, trabajé horas extras para poder comprarte algo, me acosaron en el trabajo y esperaba poder estar con vos para que me contengas, pero, al parecer ahora tengo que contenerme yo sola. —te cruzaste de brazos— Un año recién cumplidos, Christopher, un año, me venis a ver la cara de boluda, poniéndome los cuernos con mi hermana, te dedico todo el tiempo que tengo, en mis ratos libres te escribo para preguntarte cómo estás, te traje a mi casa, estas viviendo en este lugar hace más de dos meses, ¿y metes a otra?
Christopher, te dí todo lo que tuve, compartí todo con vos, esperaba poder hacer más cosas por nosotros, para mantener nuestra relación.— Sami, en serio lo lamento, no sé en qué estaba pensando al hacer esto. Yo estoy completamente enamorado de vos y te amo como nunca ame a nadie, necesito estar con vos para sentirme completo, la tentación me ganó, no quiero que me dejes. —su mirada estaba llena de culpa y sentias que todas sus palabras eran sinceras, pero, ¿qué ibas a hacer?, ¿perdonarlo a pesar de haberlo visto con tu hermana revolcados en tu cama? No, por supuesto que no ibas a hacer eso.
— Fuera de mi casa. —hablaste, los dos se levantaron rápidamente.
Tu hermana y tu ahora ex novio, salieron por la puerta de tu habitación, los seguiste hasta la entrada.
— Destrozaste mi traición por acostarte con Christopher, ¿qué se siente? —tu hermana te miró, con el labio inferior atrapado entre sus dientes.
— No era mi intención, Sami. —ella no tenía idea de qué decir.
— No sé sí eso sea así, pero ya lo hiciste. —levantaste tus hombros— Podes arrepentirte todo el tiempo que quieras, pero no vas a poder cambiar absolutamente nada. —la empujaste lentamente para que termine de salir de tu departamento completamente y cerraste la puerta, dejando a los dos del otro lado.
Caminaste a tu habitación, tus lágrimas ya se hacían ver, golpeando el piso de cerámica.
Al entrar solo pudiste llorar más fuerte, queriendo deshacerte de ese malestar creado en tu estómago.
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one shots | stray kids | PEDIDOS CERRADOS
FanfictionOne shots de todo SKZ (stray kids ot8) • Capítulos nuevos apenas los termino. • Modismos argentinos. ¡Pedidos cerrados por el momento!