Kim Seungmin.

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Estabas en tu balcón, el olor a tabaco inundaba tus fosas nasales, el humo tapaba tu vista momentáneamente y dabas otra calada al cigarrillo.

De pronto, escuchaste el ruido de la puerta corrediza a tus espaldas.

Una mano tocó tu cintura, acariciando esta con amor, sonreíste y viste a tu ex novio acercándose a darte un beso en la mejilla.

Aún vivían juntos, lo único que los unía era el sexo, tabaco y su compatibilidad con el otro. No lo veías de forma amorosa, pero eras demasiado posesiva con él, al igual que él con vos.

Exhalasté el humo en su cara suavemente, él inhalo y después te quito el cigarrillo de los dedos, para poder darle una calada y deleitarse con el amargo sabor que este le proporcionaba.

— ¿Cómo te fue? —miraste a los demás departamentos mientras hablabas, dejando que el viento moviera tu pelo.

Seungmin exhalo y habló— La misma mierda de siempre. —te pasó el cigarrillo y fuiste a darle otra lenta calada, dejando que el humo escapara por tu nariz.

Sabías que a Seung no le gustaba hablar de su trabajo. Siempre prefirió tener un momento de paz cada vez que volvía a casa. Abrazarte y besar tu cuello eran de sus actividades favoritas, de más está decir que fumar con vos era algo glorioso para él, sentía tanta tranquilidad, y esa es una de las razones por las que él no te dejaba ir.

Se conocieron hace unos tres años, aproximadamente, conectaron desde el primer instante, fueron amigos un tiempo y después se dio por empezar una relación, la cuál, duró poco más de un año y unos cuántos meses.

Terminaron al darse cuenta que nunca habían estado enamorados realmente, pero estaban tan obsesionados con el otro, que decidieron no alejarse y llevar este tipo de vida.

Estaban satisfechos, siempre lo estuvieron, sólo porque estaban juntos, se sentían completos, no necesitan de terceros en la relación que llevan.

Siempre les gustó sentirse tranquilos, siempre sintieron eso al estar con el otro y se obsesionaron tanto con esa sensación que se proporcionaban mutuamente, que prometieron internamente, nunca alejarse.

Habías conocido a tantas personas, pero ninguna te atrajo tanto como lo hizo Seungmin. Los rechazaste a todos, porque sabías que jamás, ibas a conseguir sentirte igual.

Los dos estaban destinados, y tuvieron la suerte de conocerse fumando en aquel bar, el cuál estaba cerca de ese callejón, lugar en el que tuvieron sus primeros besos.

"La chica va conmigo" te reíste silenciosamente al recordar esas palabras salidas de los labios de Seungmin.

— ¿Qué es tan gracioso, bonita? —le pasaste el cigarrillo mientras sonreías.

— Nada, solo recordaba esa vez en la que me sacaste de ese bar para llevarme a tu cama. —Kim exhaló el humo en tu rostro, para posteriormente apagar el cigarro ya terminado y tirar la colilla.

— ¿Estás nostálgica? —agarro tu cara con sus dos manos y te beso, tus manos agarraron su corbata negra, tirando ligeramente de esta. Seungmin pasó su lengua por tu labio inferior, al mismo tiempo que paseaba sus manos por tu cuerpo, tocando cada parte de este. Abriste tu boca, dejando que su lengua se encontrara con la adversa, sintiendo el ya tan conocido sabor amargo. Al separarse simplemente reíste.

— ¿Sabés? Me siento ofendida, no me dejaste darle la última calada. —se rió, abrazándote, mientras sus manos se apoyaban lentamente en tu trasero.

— Pensé que estabas demasiado distraída pensando en nuestra primera noche juntos cómo para poder darte cuenta.

Se quedaron unos minutos quietos, sintiéndose completos al tenerse el uno al otro.

— Voy a bañarme, me duelen las piernas y quiero descansar. —palmeaste su culo y se separó, besando tu frente.

— ¿No te gustaría un masaje después? —asentiste y te alejaste, entrando a la sala, Seungmin siguiéndote por detrás.

Te dirijiste al baño, abriendo el agua caliente, mientras te sacabas la ropa tranquilamente, el más grande copiando tu acción.

No hicieron más que bañarse juntos, fueron a acostarse y Seungmin se posó entre tus muslos, agarrando estos con sus manos, separandolos.

— ¿Ahí está bien? —pregunto él y asentiste, dejando que sus dedos masajearan la carne para poder liberar la tensión acumulada.

Seung siguió así unos minutos y cambió de pierna, cuando notó que te estabas durmiendo, paró sus movimientos y se acostó a tu lado, tapandolos con una manta, te abrazo por la espalda, enterrando su cara entre tus omóplatos.

Realmente los dos eran felices estando juntos y eso no lo cambiaría nadie.

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⏰ Última actualización: May 01, 2023 ⏰

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