𝐕𝐎𝐑𝐓𝐄𝐗

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Amaia se sumergió en el agua, sus músculos se relajaron de inmediato. Las últimas semanas estuvieron completamente ocupadas. Los reyes regresaron a sus deberes, eso sí, estaban juntos casi todo el tiempo.

Primero debían poner orden en Ensoñación, muchos sueños volvieron al saber que Amaia lo había hecho. La reina que tanto adoraban volvió. A veces la arcangel ayudaba a Lucienne con el censo de la población para poder ver a sus súbditos.

Además había una idea que rondaba su mente y eso era que su hermana Sanniel había tomado si puesto como protectora del balance. Ella podía hacerlo era su hermana menor después de todo.

Sanniel le odiaba, por una simple razón, y esa era estar casada con Morfeo. Ella tuvo un enamoramiento platónico por el eterno, pero al final, el solo tuvo ojos para Amaia.

—¿Linda?

La voz de su esposo retumbó en el baño. Bueno, si se podía decir que era uno. Morfeo había creado un pequeño manantial de aguas termales para que Amaia se sintiera cómoda.

Asomó su cabeza únicamente para mostrarle Morfeo que estaba ahí.

—¿Sucede algo, cariño?— pregunta Amaia volviendo a la orilla.

Morfeo estaba de pie con una bata de baño color gris, dejando ver un poco de su pecho. Nada que no haya visto ya.

—¿Necesitas ayuda?— camina con lentitud—. No veo a ninguna de tus doncellas.

—Me acostumbre a la ausencia de Adalet y comencé a hacerlo todo por mi propia mano— le dió la espalda—. No te preocupes, cariño.

—Hemos estado ocupados que se me olvidó preguntar que era lo quería tu hermano— Morfeo se acercó a la orilla.

Había una pequeña pared de piedra con unos escalones para entrar al pequeño lago. Era como una piscina con manantial sinceramente.

—Nada importante— Amaia talla su rostro—. Me avisó que Sanniel tomo mi puesto.

—¿Sanniel?— ella asiente

—La que estaba enamorada de ti— recuerda sentandose en el borde del escalón con el agua llegando hasta su clavícula.

—Ella...— el eterno hizo una mueca disgustado—. Entiendo, ¿Te mortifica la decisión de tu padre?

—Nop— agita la cabeza—. Es solo que, ella me odia— estira sus manos al aire—. Por eso Michael y Gabriel estaban preocupados, decidieron avisarme.

Amaia sostuvo unos pétalos de flores que flotaban en el agua. Morfeo pudo volver a ver las cicatrices en los omóplatos dónde antes salían unas hermosas alas de plumas blancas.

Su expresión se tenso con culpabilidad.

—¿Puedo ayudarte a lavarte? — pregunta Morfeo.

—¿Ah?— ella se girar a mirar a su esposo—. ¿Por qué?

—Solo quiero ayudarte.

Amaia baja la vista aceptando con un movimiento de cabeza. Señalo con el dedo, una canasta con perfumes y esencias para el baño, atrayendo esta misma con su magia.

Morfeo se arrodilló cerca de la pequeña barda donde la arcángel se recargo para que su esposo pudiera ayudarle sin entrar totalmente al agua, pues el había tomado su baño por la mañana.

—El pelo, puedes lavarlo primero— sugirió ella—. Luego aplicas loción y después se peina, ya lave mi cuerpo solo la espalda falta.

El asintió, tomando un cuenco para vaciar el agua sobre su cabeza.

𝐒𝐄𝐌𝐏𝐈𝐓𝐄𝐑𝐍𝐎- 𝐓𝐡𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐝𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora