𝐍𝐄𝐖 𝐋𝐈𝐅𝐄

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Ciudad de plata, año ??
Recuerdo.

La primera vez que se habían visto fue antes de la revuelta de su hermano Samael. En ese tiempo era llamada Raguel, la encargada de mantener el equilibrio del universo y el orden en la ciudad plateada.

Claro que después de su rebeldía al amar a un eterno y casarse con el, su nombre fue despojado al igual que sus alas.

Aquel día hubo una celebración, ella no le gustaban las fiestas, asi que saber el motivo de una, no fue su prioridad. Los eternos fueron invitados y realmente no pudieron rechazar la invitación.

Asistieron y convivieron con los arcángeles, hasta que Morfeo decidió retirarse temprano como era costumbre. No le apetecía reñir con Deseo en frente de todos. En su camino hasta habitación se había encontrado con los hermanos.

Raguel y Samael.

—¿Por qué siempre debes estar sentada aquí?— pregunta el rubio en forma de reproche.

Contrario a él, su cabello era completamente negro, como la oscuridad, sus alas estaban retraídas y ella estaba sentada en la cima de una colina.

—¿Por qué siempre tienes que venir a interrumpir?— contraataca ella tranquilamente—. Samael, vete de aquí.

—No, si mi pequeña hermana está aquí, me quedaré— hablo con gracia acercándose.

Pero antes de sentarse junto a ella golpeó accidentalmente con una de sus alas la cabeza de Raguel.

—¡Tú!— exclama furiosa—. ¡Te arrancaré tus plumas!

Samael comenzo a reírse antes de abrir sus alas y alzarse en vuelo.

—Mi adorable y justa hermana— su voz tenía tintes de burla.

Un halo de luz violeta apareció en la mano derecha de Raguel antes de lanzarlo contra el rubio que ya estaba muy lejos. La azabache soltó un grito de frustración, amaba a su hermano pero a veces era tan exasperante.

—¡Alborotador!— gritó furiosa.

Morfeo inevitablemente soltó una risita atrayendo la atención de la Arcángel. Su rostro se volvió serio casi de inmediato recibiendo la mirada de Raguel/Amaia.

—Lamento entrometerme, pasaba por aquí...

—No debe disculparse, lamento molestar su estadía, Sueño de los eternos— se disculpa sinceramente.

Morfeo pudo apreciar correctamente el rostro de Raguel/Amaia. Sus pestañas largas y rizadas que hacían lucir aún más hermosos esos ojos chocolate, las camisuras de sus labios estaban hacia abajo y la nariz perfilada.

Sin duda alguna, a toda pinta, era un arcángel.

Raguel sintió sus mejillas calentarse apenada.

—¿Cuál es tu nombre?— pregunta el, la azabache abre la boca ligeramente, su voz era fría pero había un encanto inexplicable que hizo que ella se sintiera atraída—. Tu sabes mi nombre y yo no sé el tuyo, arcángel.

𝐒𝐄𝐌𝐏𝐈𝐓𝐄𝐑𝐍𝐎- 𝐓𝐡𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐝𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora