2.3

138 25 5
                                    

No sabía cuánto tiempo había pasado, quizás días o horas, no se podía ver la luz del sol. Tenía hambre, sed y no podía dormir, temía que alguien lo matara mientras dormía.

La luz era lúgubre, apenas visible, parpadeaba de una manera sombría solo haciendo que los largos pasillos se miraban cada vez más tétricos.

Había caminado buscando algo que pudiera comer, evitando a cualquiera que se apareciera, escondiéndose donde sea, en una ocasión había escuchado que existía una cocina, quizás allí podría encontrar algo.

Para su sorpresa logró encontrarla, había sido demasiado iluso al pensar que podría encontrar algo de agua o comida, y de inmediato escuchó pasos que venían del pasillo.

Inmediatamente se subió a la alacena y se escondió lo más rápido que pudo, era demasiado grande como para estar cómodo, pero no quería que lo vieran y era el único lugar para esconderse.

Para su sorpresa allí había alguien, se miraba más joven que él, con sus piernas encogidas y con mirada aterrada, sus dientes comenzaron a hacer ruido demostrando su nerviosismo. Pero lo calmó colocando su dedo índice sobre sus labios. El asintió cuando esas personas entraron.

Como varias personas comenzaron a buscar en todas las partes posibles, cerró los ojos esperando que se fueran, estaba a punto de abrir también aquella alacena.

—Xue Yang, de nuevo otro de nuestros aliados murió. — Escucharon, en aquel desesperanzador silencio.

—Se fue a la zona oeste, ¿verdad? — escucharon a otra persona bastante irritada, como él era bastante grande para la alacena sus piernas comenzaron a entumecerse.

La persona que debería contestar permaneció en completo silencio.

—¡Ese tipo mato a su propio padre! ¡les dije que no se atrevieran a meterse con el! ¡no vuelvas a decir que alguien murió descuartizado por ese monstruo! ¡mejor busca comida!

Dentro de la alacena sabían que iban a abrir la puerta, sintió un calambre al estar en esa mala posición pero se mordió el labio para no hacer un solo ruido.

—Hay otra cosa, Lan Zhan viene para acá — tras el dolor no pudo escuchar, pero al parecer comenzaron a tener miedo.

—Si quieres irte adelante — la alacena se movió siendo notorio por todos, Xue Yang abrió la puerta sacando a ambos jóvenes de allí a rastras.

—Vinieron aquí por comida, quiero que me la den — ambos permanecieron en el suelo sentados, estaban asustados pero a diferencia del otro él no habló.

—No-no tenemos comida, ya no había nada — dijo con inocencia, pero solo provocó que fueran golpeados por ellos, el otro sujeto comenzó a llorar y pese a sus nervios el no mostró un ápice de arrepentimiento.

—Me gusta este tipo... ¿Cómo te llamas? — le preguntó pero él le escupió el rostro. — Muy bien iba a dejarte convida y que fuera uno de los míos, pero ahora...

—Tienes agallas para amenazarme — eso tenía que ser una coincidencia, el chico de ojos amarillos apareció de nuevo, bastante sucio con un cuchillo ensangrentado en la mano.

—Así que viniste — Xue Yang le sonrió ante eso, toda su atención se fue a él, ambos chicos en el suelo adoloridos solo pudieron ver todo aquello.

Todo lo que tenían era un cuchillo y por consiguiente los presentes comenzaron a pelearse.

Era un espacio demasiado cerrado, donde incluso siendo uno contra 4 el parecía ganar.

Xue Yang comenzó intentando cortarlo, pero este lo esquivó con mucha facilidad, estaba siendo cubierto por los demás, sino fuera por sus aliados desde hace varios minutos ya hubiera recibido un golpe certero.

Lista NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora