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Miles de cuerpos yacían intactos sobre el suelo de un campo manchado de sangre y dolor. El cielo empezaba a oscurecer y a llenarse de nubes negras que no presagiaban nada bueno.

El Dios de los vampiros inmediatamente se tensó cuando una ráfaga de luz apareció ante sus ojos.

-Denna.- la voz de aquella presencia le puso los pelos de punta, sabía perfectamente de quién se trataba y sabía que no traería nada bueno.- Me has desobedecido y no has cumplido con tu objetivo. Debiste matarlos a todos.

La muchacha miró en redondo buscando a sus amigos, a su padre y su hermana. A pesar de todo, jamás sería capaz de hacerles daño o ir en contra de ellos. Estaba dispuesta a entregar su propia vida con tal de salvarlos.

-No pienso hacerles daño y menos obedecerte a ti.- hizo acopio del valor que le daba aquella situación.- Así que si has venido a cobrar algo a cambio, aquí me tienes. Haz lo que quieras conmigo, pero a ellos déjalos ya en paz. Suficiente hemos tenido.

Poco a poco la luz se iba apagando y ante ellos apareció la imagen de una mujer hermosa y sobrenatural. El Dios de los vampiros frunció el ceño carcomido por el rencor y la rabia.

-Tranquila Denna.- sonrió misteriosamente.- A eso he venido. Si van a existir ellos, tú vas a tener que desaparecer.

Antes de que la joven pudiera reaccionar, alrededor de la mujer y de ella se creó un campo de protección que las aislaba del mundo. El Dios de los cazadores, encarnado en una mujer, agarró a Denna por los hombros e inmediatamente se dispuso a absorberle la energía.

Leonard al ver que nada iba bien, no se lo pensó dos veces y como movido por un resorte echó a correr con todas sus fuerzas hacia el campo protector.

Intentó atravesarlo inútilmente, cada vez que golpeaba aquella pared de energía una corriente eléctrica y dolorosa le atravesaba el cuerpo entero. A pesar de que sus fuerzas se agotaban no dejó de intentarlo una y otra vez.

Junto a él se unieron todos los demás, pero daba igual el esfuerzo que realizaran, aquella pared era indestructible.

El Dios de los vampiros observaba la situación inexpresivo, como si de una película se tratara. Veía a Leonard gritar de rabia y dolor, el cuerpo del joven no tardó en llenarse de manchas rojizas y su piel blanquecina poco a poco se oscurecía para dar paso a moretones.

Elena intentó contenerlo y decirle que aquella no era la manera, que haciéndose daño no serviría para nada. Leonard la apartó bruscamente y continuó con su lucha. Graciela se unió a su amigo y junto a ellos Dack y Erick.

Observaba a cada uno de los presentes en silencio, estudiando cada expresión en sus rostros, cada movimiento... cada pensamiento. Sin darse cuenta avanzó varios pasos hasta situarse al lado de Leonard y justo a tiempo para agarrarle las manos sangrientas.

-Ya basta.- Leonard abrió los ojos sorprendido al darse cuenta de quién se trataba, ¿acaso se estaba volviendo loco?- Yo lo solucionaré, pero necesito que os alejéis.- era hora de reparar todos sus errores.

-No pienso alejarme de ella.- señaló a su alma gemela. Denna luchaba por escaparse de las garras de aquél Dios, se podía notar la energía y la fuerza que desprendían en su lucha mental.- y tampoco fiarme de ti.

-Si quieres salvarla, debes hacerlo. Ella me ha ayudado y yo voy a devolverle el favor.- Leonard clavó su intensa mirada en los ojos oscuros del hombre. Parecía sincero.- Lo que voy a hacer, puede tener consecuencias graves tanto para los vampiros como para los cazadores y sobre todo para Denna.

-¿Qué consecuencias?- preguntó consternado.

-No sé decírtelo y tampoco tengo tiempo. Ella me necesita.- tras varios segundos debatiendo consigo mismo Leonard asintió y dio órdenes de alejarse. Los demás mostraron desconfianza ante su sugerencia, pero acabaron por aceptarla y arriesgarse. El Dios de los vampiros esperó a que todos se encontraran lejos del perímetro, todos menos Leonard, quien estaba decidido a permanecer lo más cerca posible.

Resurrección {secuestrada por un vampiro #2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora