26.

713 69 15
                                    



Leonard abrió los ojos con los primeros rayos de sol, corrió las cortinas y abrió las ventanas. El frío mañanero lo golpeó como una ola de mar, sin previo aviso. Aspiró el aroma primaveral, que dentro de nada tendría su fin para dar lugar a un verano largo y caluroso.

Dejó escapar un sonoro suspiro antes de coger lo necesario para marcharse de ahí, tendría que darse prisa si no quería llamar la atención de nadie ni dar explicaciones de su ida. Los demás acabarían sospechando de él, pero en aquél momento no le importaba nada más que encontrarse con Denna.

Revolvió el lazo que los unía una vez más solo para asegurarse de que era real, de que no era un simple sueño. Un escalofrío lo recorrió de arriba abajo cuando notó la fuerza que los conectaba a ambos. Denna seguía enfadada.

"no me busques"

Denna sonaba muy decidida cuando le había dicho aquellas palabras. Leonard dejó de pensar en eso al instante al darse cuenta de que podía serle una distracción, y en aquél momento no necesitaba distracciones. Con paso apresurado salió de la habitación con cuidado de que nadie se percatara de su presencia. En el pasillo se encontró con unos cuantos soldados que ni siquiera se dignaron a mirarlo. Pasar desapercibido no le estaba suponiendo ningún problema.

Llegó a la entrada principal cuando una voz a sus espaldas lo detuvo, maldijo para sus adentros antes de girarse con serenidad.

-¿A dónde vas con tanta determinación, guapo?- Elena lo escudriñó con ojos de tigresa, lista para atacar. Leonard se quedó observando sus ojos grises pensando en alguna excusa para quitársela de encima.

-¿Qué te importa?.- contestó con voz seca, a esa chica no le debía ninguna explicación. A ella ni a nadie.- Tengo asuntos pendientes que no son de tu incumbencia.

-Madre mía chico, tampoco hace falta ponerse de esta manera, solo era una pregunta.- Elena relajó la pose al instante, volviendo a su modo de en realidad me la suda todo. Leonard se sintió un poco culpable por su comportamiento.- En realidad me importa una mierda lo que hagas, pero me hizo gracia el hecho de que parecías un espía intentando no ser visto. Un fracaso total, por cierto.

-Lo siento.- bufó Leonard relajando los hombros.- Tengo que salir un momento, pero volveré tan pronto como pueda. Tened cuidado por aquí, Daniel no tardará en llegar. Sacadle todo tipo de información.

-Sí, jefe.- rodó los ojos con exasperación.- Tú vete a hacer lo que tengas que hacer y no te preocupes por nosotros, sabemos cuidarnos.

Leonard asintió con agradecimiento antes de salir por la puerta sin ningún obstáculo más. A pesar de la seguridad de Elena, Leonard sabía que tenía que llegar cuanto antes por si las cosas se complicaban.

Antes de ponerse en marcha, miró el cielo una vez más. Las nubes tormentosas que decoraban el azul grisáceo, daban aviso de una gran tormenta primaveral.

()

Denna, a diferencia de Leonard, no había podido pegar ojo en toda la noche. Sus pensamientos eran tan caóticos y ruidosos que le impedían conciliar el sueño. Se miró en el espejo de pie una vez más, reparando en el suave bordado metálico de su vestido gris. Relucía bajo los primeros rayos del sol.

Antes de salir por la puerta, tomó un abrigo de piel del mismo color. Gina se había encargado de que estuviera lo bastante elegante para conocer al que estaba detrás de los reclutados. No pudo evitar soltar un suspiro irónico al encontrarse con dos soldados nada más salir por la puerta. Estaba claro que todavía no se fiaban de ella. Hacían bien.

Los soldados la escoltaron hasta la salida en silencio, nadie se atrevió a decir nada.

-Vaya, pero si eres toda una princesa.- se burló Gina nada más verla. Esta la esperaba en el patio, dentro de un todoterreno blanco.- ¿Vas a subir o qué? No tenemos todo el tiempo del mundo, y será mejor que cuando estemos ahí, no hagas ninguna tontería.

Resurrección {secuestrada por un vampiro #2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora