10.

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Frío, hacía demasiado frío. Todo estaba oscuro. Y hacía demasiado ruido ¿o eran sus pensamientos? Denna negó varias veces con la intención de apaciguar ese sonido tan chirriante, esos pensamientos que la atormentaban. No recordaba nada de lo que era su vida, casi ni se acordaba de su propio nombre si no fuera porque una desconocida voz no dejaba de llamarla.

-Estoy aquí.- repetía una y otra vez sin saber a qué o a quién estaba respondiendo.- Estoy aquí, ayúdame.- se abrazó más a si misma.- Tengo frío.- dijo antes de romperse en pedazos. Era imposible seguir conteniendo las lágrimas en aquella situación. Se sentía demasiado sola y perdida, nadie iba a sacarla de ese agujero.

-Denna.- aquella voz cada vez estaba más cerca.- Usa tu poder.- susurró cerca de su oído antes de desvanecerse imperceptiblemente, como si fuera una pequeña onda en el agua que poco a poco se desvanecía hasta dejar de existir.- Lucha.

-No puedo.- contestó escondiendo la cabeza entre sus brazos.- No sé cómo.

-Sólo deja que salga.- dijo por última vez con un matiz de compasión y con tono materno. La voz ya no estaba para seguir haciendo compañía a Denna.

-¿Hola?- gritó con las esperanzas de obtener respuesta. No quería volver a encontrarse sola entre tanta oscuridad. Le daba miedo.

Denna alzó la cabeza, una luz se estaba abriendo paso entre tanta oscuridad. La luz era un minúsculo punto en la lejanía, parecía una estrella a punto de apagarse. Denna se levantó de su sitio y corrió sin saber muy bien por qué, ni siquiera sabía si esa luz era algo bueno o malo, pero no le importó. Cualquier cosa que iluminara un poco el lugar sería bienvenida. A medida que se acercaba la luz era cada vez más potente, tanto, que tuvo que protegerse los ojos con la mano.

Cuando ya no pudo aguantar con los ojos abiertos, extendió la mano que tenía libre hacia la luz con las esperanzas de sostenerla y no perderla, no quería que se le escapara. Casi se echaba a reír por la situación y por su estúpida concurrencia ¿sostener una luz?, se estaba volviendo loca.

Sintió miles de cosquillas alrededor de su cuerpo, dejó que se le escapara una exclamación de sorpresa por la extraña sensación. Lo más extraño, era que no se sentía asustada, y eso que no podía ver nada de lo que estaba sucediendo. Notaba a través de los párpados cómo la luz se debilitaba hasta el punto en el que dejó de tener intensidad. Entonces supo que podía abrir los ojos porque algo había cambiado. Ya no estaba a oscuras, ya no estaba sola.

Sus pies notaron el frío de inmediato. Estaba descalza en medio de un lago rodeado de hielo. Las hojas de los árboles poseían un brillo azulado y todo parecía estar hecho del diamante más puro. Denna admiró la belleza del lugar sin poder creer lo que sus ojos veían.
Sus dedos rozaron el borde de una hoja con mucho cuidado, temerosos de romper aquella hoja hecha de cristal.

La luz iluminó el rostro de Denna, pero era soportable. Una figura luminosa se reflejó en los ojos azules de Denna, como si estuviera clavada en sus propias pupilas.

-Es hora de despertar.- dijo la figura resplandeciente con una voz demasiado dulce para ser real. A Denna le recordó a una canción de cuna, la tranquilizaba.

-¿Cómo?- preguntó Denna después de salir de su estupor.-¿Qué eres?

-Eso da igual.-respondió fugazmente.- Y en cuanto a cómo despertar, yo te ayudaré. Toma esta hoja e ilumínala con tu poder. Cuando lo hayas logrado es que has abierto la puerta que te permitirá acceder a tu interior. Accede sin miedo, y será entonces cuando despertarás.- una vez dicho aquellas palabras la luz se fue apagando hasta desaparecer.

Denna recogió la hoja de cristal del agua sin dejar de pensar en las palabras de aquella extraña presencia, ¿acceder a su interior? ¿Qué significaba aquello?. No tenía ni idea de a qué se refería la luz, ni siquiera había entendido bien sus palabras.

A pesar de su confusión, intentaría lo primero que le había dicho , iluminar la hoja con su poder. No sabía cómo hacer aquello, pero lo intentaría costara lo que costara sin importarle cuánto tiempo tardaría o si acabaría exhausta. Se juró que si lograba salir de esa jaula, acabaría ella misma con el Dios oscuro.

(...)

Dack contaba los cuchillos que le quedaban tranquilamente en su habitación cuando fue interrumpido por unos golpes en la puerta. Graciela lo esperaba del otro lado con media sonrisa en el rostro y los brazos cruzados.

-¿Cuántos?- preguntó curiosa, recorriendo con la mirada cada uno de los mangos de los cuchillos de Dack.

-40.- contestó este acariciando el tallado de uno de sus favoritos. Ese se lo había regalado su padre antes de morir.

-Con tantos puedes matar a un ejército entero de vampiros.- rió Graciela tomándole el pelo al coreano, este se echó a reír junto a ella.- Bueno, como máximo cuarenta.- después de aquello vino el silencio.- Sé que no hemos hablado mucho últimamente.- el ambiente se había tornado serio y se palpaba una tensión insoportable. Dack clavó su mirada en los ojos verdosos de Graciela, esos ojos con los que había estado soñando muchas veces.

-Sí, lo sé.- dijo seco. No le apetecía sacar el tema, ni siquiera hablar. Ese día en concreto, le gustaría estar solo en su habitación.- Pero da igual, lo entiendo. Todos hemos estado ocupados o nerviosos.

-Sí, pero no debí apartarte sin explicaciones.- Graciela se atrevió a entrar en la habitación sin importarle que no tuviera el permiso de Dack.

-¿Qué quieres Graciela?.- preguntó con la intención de que Graciela fuera al grano. No se esperaba que ella decidiera dar explicaciones o excusarse por su distanciamiento cuando las cosas parecían ir bien entre los dos.

-Solo...-Graciela calló y bajó la cabeza como si estuviera debatiéndose entre si decirlo o no.- Solo quería pedirte perdón y que espero que podamos ser amigos como antes.

Dack frunció el ceño volviendo a fijar su atención en el cuchillo que sostenía entre sus manos, tomó el trapo que tenía al lado y lo fue limpiado cuidadosamente. ¿Amigos como antes?,¿es que acaso eran amigos? Dack decidió callarse esas palabras y dejar correr el tema. Ya no quería darle más vueltas al asunto, no tenía sentido continuar con aquellas esperanzas, no tenía sentido seguir queriéndola como algo más que amigos.

-Está bien, como quieras.- contestó con calma fingida. Graciela sintió una punzada en el pecho al notar la indiferencia de Dack. Ella esperaba que lo negara o que le contestara otra cosa, aunque pensándolo mejor,las cosas serían más fáciles de esa manera.

-Bueno, tengo que ir a prepararme para el viaje, luego nos vemos.- sonrió falsamente antes de salirse de la habitación en sumo silencio.

Dack soltó el cuchillo al mismo tiempo que se maldijo por sus palabras y sus acciones. Era un cobarde.

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Espero que os guste. Gracias por el apoyo y por vuestra paciencia.🥰

Resurrección {secuestrada por un vampiro #2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora