He vivido entre dos mundos, hasta que fue el momento de ser arrastrada por uno de ellos, ya os imagináis cual.
He tenido que renunciar a todo lo que creía, he tenido que comenzar de nuevo y convertirme en otra persona.
Me he visto envuelta en proble...
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Habían pasado meses desde que tuvo lugar la lucha entre los creadores de las razas más poderosas sobre la faz de la tierra, la lucha entre cazadores y vampiros.
Desde ese momento las cosas habían cambiando mucho y muy deprisa, tanto, que uno podía decir que había dado un salto hacia el futuro. Las cosas se empezaron a torcer a momentos y cada vez era más difícil mantener el orden en ambas cortes.
Los cazadores, viendo el incumplimiento que los vampiros habían llevado acabo, no tardaron en tomar riendas de la situación y castigar a todos los seguidores de ese dios, Amartalós. La mayoría de los vampiros fueron encerrados bajo el control de la corte y unos pocos lograron escapar y refugiarse en algún lugar donde pudieran mantenerse a salvo. Por otra parte, los cazadores que se habían desviado demasiado, también recibieron su castigo.
La corte de los vampiros pronto se vio disuelta debido a su ineficacia y corrupción, por tanto, se podía decir que el control estaba en manos de unos pocos cazadores que todavía tenían la esperanza de recuperar el orden mantenido durante siglos.
-Sigue sin haber noticias.- hizo saber el general de alto rango de los cazadores. Este hombre, durante meses, había estado al mando de la búsqueda de la geminus, la especie que representaba una gran amenaza para todos.
Era un hombre corpulento, de pelo canoso y facciones duras. Luthor se había pasado la mayor parte de su vida dentro del ejército blanco, el ejército de los cazadores. Un ejército preparado para cualquier cosa.
-¿Cómo es posible?- preguntó el que estaba provisionalmente al mando de la corte. En comparación con Luthor, Sieon era bajo, flaco y demasiado joven para todo lo que había vivido. Sieon nació en el seno de una familia pobre siendo él el único varón,ya que su padre murió a temprana edad y tuvo que hacerse cargo de su madre y sus dos hermanas. Las tres estaban enfermas, por lo que no resistieron mucho.
La vida le abrió la puerta a un mundo lleno de oportunidades cuando fue enviando como criado a la casa de un gran representante de la corte. Sieon no tardó en ser descubierto y admirado por su ingenio, el chico siendo joven, tenía más cabeza que cualquiera que le superase en edad.
-Llevamos meses buscándolos.- tomó asiento recuperando la postura relajada que mantuvo antes de que Luthor entrara por las puertas del edificio justo, el lugar donde se reunían los cargos más importantes. Entre ellos se encontraban el sacerdote, el jefe militar, Luthor y Sieon.- Hay que encontrarlos antes de que lo hagan ellos y vuelva a suceder lo que sucedió. Por culpa de ese grupito desquiciado hemos perdido nuestra orden. -frunció el ceño observando el mapa que tenía frente a él, prestando suma atención a cada rincón que posiblemente no haya sido inspeccionando. Respiró hondo intentando controlar su respiración, el mapa frente a él se encontraba lleno de círculos rojos, lleno de búsquedas fracasadas.
-¿Volvemos a empezar por el principio?- preguntó el sacerdote Juno, quien se encontraba junto a Luthor , ambos a la izquierda de Sieon. Este le lanzó una mirada desaprobadora, dejando entrever una pizca de repulsión hacia ese señor. En su opinión, la religión no debía meterse en este tipo de asuntos, solo complicaban las cosas.