Alejandra bajaba somnolienta las escaleras, sin escuchar nada más que su propia respiración y y el crujir de la madera bajo sus pies. Era bien entrada la noche cuando despertó de un mal sueño con la boca seca y la respiración agitada. Soñó con los ojos de sus padres, la luna, la sangre, con Denna... soñó tantas cosas que todas se mezclaban y creaban una única pesadilla que jamás olvidaría. Agitó la cabeza como si ese simple hecho pudiera eliminar sus malos recuerdos y la negatividad que la rodeaba en aquél momento.Una vez abajo, fue hacia la cocina con la intención de beber un vaso de agua fría y quitarse ese malestar de encima, no soportaba más el silencio y la soledad que rodeaba sus pensamientos. Se sentía muy sola últimamente.
Con el vaso en la mano fue hacia la ventana de la entrada principal y observó atentamente el cielo nocturno y las copas de los árboles que se fundían con el cielo nublado. Nubes naranjas impedían el brillo de las estrellas y de la luna y sumían al bosque en una profunda oscuridad. Un escalofrío la recorrió de arriba-abajo de sólo imaginarse el frío que debía de hacer fuera, y del silencio que debía de permanecer en el bosque hasta que amaneciese.
Suspiró. Rememoró el sueño. Se estremeció de solo volver a pensar en el rostro de Denna congestionado, con lágrimas sangrientas que expresaban el sufrimiento que guardaba en su interior y que no pudo expresar hasta que no hubo sido atravesada por una espada de plata. Los ojos de Alejandra volvieron a aguarse por la impotencia que sentía, por no haberla protegido mejor. Era la única familia que le quedaba, y también le había fallado. Era una estúpida inútil.
Se limpió una lágrima rebelde con el dorso de las mangas de su pijama y volvió a clavar la vista en el profundo bosque, percatándose de un movimiento rápido entre los troncos de los árboles más cercanos. Agudizó la vista preparándose para cualquier amenaza.
Quizás sólo fuese su imaginación. Lo habría dejado pasar si no fuese por la sombra que se proyectaba en el suelo, a un lado del tronco más grueso.Soltó el vaso con cuidado, con suma tranquilidad para no levantar sospechas sobre su nerviosismo y cogió el látigo que siempre dejaba en la entrada. Antes de salir cerró los ojos para mentalizarse y no dejar que ningún recuerdo o pensamiento la distrajera.
En el mismo momento en el que abrió la puerta la sombra echó a correr por el bosque, sin dar tiempo de reaccionar a Alejandra. La sombra corría demasiado deprisa, levantando en cada pisada varias hojas caídas. Alejandra dio voces para que los demás la escucharan, aunque no permaneció para ver si daban señales de vida, sino que echó a correr lo más deprisa posible para alcanzar al intruso.
-¡Oye!-gritó cuando pudo ver que el intruso llevaba una capa negra que lo cubría por completo. A pocos pasos de él alzó su látigo y con demasiada perfección alcanzó su pierna derecha. Hizo fuerza y no tardó en tener al encapuchado acorralado contra el suelo.
El intruso clavaba con todas sus fuerzas las uñas en la tierra para escapar, hasta que vio que era inútil y decidió girarse e intentar cortar la cuerda que lo sujetaba con una pequeña navaja. Alejandra tiró con más fuerza y al intruso no le quedó otra opción que pelearse con ella por el control del látigo.
Ambos se sumieron en un tira y afloja hasta que un cuerpo acabó por tirarse encima del encapuchado inmovilizando sus movimientos.
-¿Quién eres?- preguntó Dack situando las manos del intruso por encima de su cabeza con una mano mientras que con la otra apretaba el codo contra su cuello.
-Soy yo.-dijo como si aquello respondiera la pregunta.- Leonard, tus amigos me están haciendo daño.
Leonard suspiró en silencio al mismo tiempo que se llevaba una mano a la cara y se echaba a reír.
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Resurrección {secuestrada por un vampiro #2}
RomanceHe vivido entre dos mundos, hasta que fue el momento de ser arrastrada por uno de ellos, ya os imagináis cual. He tenido que renunciar a todo lo que creía, he tenido que comenzar de nuevo y convertirme en otra persona. Me he visto envuelta en proble...