V.2 capitulo 2 "Rasputín"

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Dos semanas después, en una prisión de Siberia

Caballero 1 – ¿En qué diablos está pensando el Zar al liberar a estos rebeldes?

Caballero 2 – No tiene idea de cuántas decenas de miles murieron para capturarlos... Son dos prisioneros de rango "SS".

Caballero 3 – Dejen de quejarse, ya llegamos. Saben bien el procedimiento: solo armas de madera o caucho para el mocoso y, en cuanto al ex capitán, asegúrense de mantenerlo sedado.

Los caballeros abren una gigantesca puerta de madera y entran a una habitación cubierta de caucho, con cimientos de cemento. En su interior, hay dos personas encadenadas en puntos opuestos: una en estado de inconsciencia y la otra con signos evidentes de desnutrición.

—Oh, pero miren quiénes son... Los camaradas caídos vienen a drogar al idiota. Pero no se vayan a pasar de la raya, ahora ni siquiera puede hablar. ¡Jajajaja!

Caballero 3 – Felicidades, León Trotsky e Iósif Stalin. Han sido perdonados por decreto real. Agradezcan a su majestad, el Zar.

—¡JAJAJAJAJA! ¿Qué es esto? ¿Nos van a liberar o esto es solo un plan para fusilarnos?

Caballero 3 – Sus "camaradas" ya han sido liberados. Solo quedan ustedes dos. Serán trasladados a otra sala, donde recibirán alimentación, tratamiento médico y nuevas ropas.

—Quién diría... Así que el Zar por fin entendió que el pueblo es más grande que él. Supongo que será momento de darle una reprimenda por sus crímenes contra la patria con mano de hierro.

Caballero 3 – Podrás hacer lo que quieras. Tendrás una reunión con el Zar y ese monje... No te culparía si hay una que otra baja.

—Gracias, camarada. La patria nunca olvidará esas palabras.

Caballero 3 – Sí, sí... Lo que digas. Pero por ahora, acompáñanos.

En la sala del gran palacio, Allen observa por la ventana cómo la nieve cae lentamente.

(Tal parece que será un día ajetreado... Sé que estás ahí, Gregory Rasputín.)

Rasputín – Oh, señor Allen, discúlpeme. Me comunicaron que hoy necesitaría de mis servicios. ¿Es eso cierto?

Allen – Sí, monje Rasputín. Gracias a tu buena labor, acompañarás a su majestad durante la negociación de hoy. Lamentablemente, yo no podré asistir por ciertos motivos.

Rasputín – Será un placer servir a su majestad. Bueno, si no hay nada más, me retiro.

En la oficina del Zar

Zar – ¿Pero qué significa esto? ¿Cómo que no piensas acompañarme?

Allen – ¿Ha dormido bien, su majestad?

Zar – ¿Y eso qué tiene que ver?

Allen – Esperaba que con la mente más despejada pudiera ver el panorama con mayor claridad... Pero tal parece que no es así. No se preocupe. Después de su reunión con los rojos, le explicaré todo. Hasta entonces, tengo un pequeño compromiso.

Zar – ¿En serio prefieres salir en una cita antes que encargarte de un asunto tan importante?

Allen – No es una cita. Tómelo como una campaña. Gracias a las políticas económicas y sociales que ha implementado, el pueblo se ha calmado un poco. Si agregamos el hecho de que la realeza se acerque más al pueblo, los haremos sentir que estamos actuando, no solo pronunciando discursos vacíos.

Reencarnado en un villanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora