El joven Allen es una persona que a pesar de sus múltiples esfuerzos por sobresalir sigue chocando con un muro invisible de mala suerte sobre todo en los momentos claves siendo superado por su mejor amigo en cualquier actividad de la cual se interes...
La guerra en Etiopía no daba tregua. Rebeldes y seguidores se mataban en las calles, y los pocos que tenían alguna capacidad mágica se veían abrumados por el implacable poder de fuego de sus enemigos.
—¡Teniente! —llamó un soldado—. Señor Baita, los guerrilleros del frente no pueden avanzar. Se han atrincherado en los edificios del gobierno.
—Diles que no se preocupen. Es cuestión de tiempo para que la capital caiga —respondió Baita con calma—. ¿Cómo nos está yendo con el cruce del Sahara?
El teniente vaciló antes de responder.
—S-Señor... sobre ese asunto...
—¿Qué pasa?
—Ninguna de nuestras tropas ha podido dar un solo paso en ese desierto maldito.
Baita frunció el ceño.
—Solo necesitamos abarcar más espacio. Él no es un dios, no puede hacerse cargo de todos al mismo tiempo. Debe tener un límite... Solo necesitamos más hombres.
—La mayoría están aquí. Si los enviamos, nos quedaremos sin suficientes tropas. De por sí estamos teniendo dificultades para avanzar.
—¿Dónde demonios quedó su patriotismo y arraigo a sus raíces? ¡Nos quieren arrebatar lo que nos pertenece!
—Todos somos de etnias diferentes, Baita. El único motivo por el que nos unimos es porque nos prometiste la victoria... y que respetarías nuestros territorios.
Baita suspiró.
—Y eso haré... —Guardó silencio por un instante y luego habló con decisión—. Dile a todos que se replieguen.
—¿Q-Qué va a hacer...?
—Lo mejor que sé hacer.
Sin más, comenzó a caminar. El teniente trató de detenerlo, gritándole algo con desesperación.
—¡SEÑOR, ESPERE! ¡SEHRA ESTÁ EN EL TERRITORIO!
Pero el ruido de la batalla ahogó sus palabras.
Desde la cima de una torre, Nesra observaba la masacre desarrollándose a sus pies. Niños soldados, madres huyendo con sus bebés, magos incinerando y cercenando a todo lo que se interponía en su camino...
Respiró hondo y levantó sus manos.
—Magia Familiar: Mina de Diamantes.
BOOOOOOOOOOOMMMMMMM!!!!
El estruendo fue ensordecedor.
Luego, un silencio absoluto.
El caos se desvaneció en un instante. Donde antes existía una ciudad enorme, llena de vida y violencia, ahora se erguía un bosque de piedras preciosas que cubrían cada rincón. Desde lo más alto, Baita Nesra, El Diamante del Congo, contemplaba la escena con una indescriptible sensación de victoria y felicidad colmándole el alma.
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