6 • Otra de tus pruebas

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Jungkook lo vio salir de la cocina, con una cerveza en mano, su mirada seductora paseando por cada invitado. Ver esa cabellera perfecta solo lo alentó a ir hacia él, con miedo, pero acompañado del odio que siempre sería superior a cualquier otro sentimiento.

—Te dije que no te acercaras a mí.

—Yo no vine por ti. Tú viniste hacia mí, Jeon. Deja de culparme por todo lo que haces— el platinado se mantenía atento, apoyado en uno de los muebles de aquella habitación.

Jungkook lo miraba conservando unos cuantos metros de distancia, cerca de la puerta. —Ya hiciste demasiado...

—¿Yo?— y el otro no tardó en eliminar ese espacio que quedaba entre ellos, —yo no hice nada que tú no quisieras — susurró, acercándose tanto que podía sentir su aliento sobre su rostro.

—No seas cínico... Yo...— comenzó a retroceder cuando la cercanía se tornó peligrosa. —Yo ni siquiera sabía...

—Shh... Shh— posó su dedo sobre sus labios llevándolo más atrás, haciéndolo chocar con la pared. —¿Cuántas veces tengo que pedir tu perdón? —tomó su mentón para bajarlo a su altura.

Pero este se quitó de inmediato.—Solo quiero que desaparezcas.

—¿Estás seguro? Soy lo único que tienes— observó sus ojos llenos de rencor y un miedo que le hacía quemar por dentro. Lo siguió, divertido por las ganas que tenía de sacarlo de quicio. Llegó al frente de él, acarició sus labios entonces y no tardó en dejar un suave y rápido beso en sus finos y secos labios. —¿Por qué tiemblas tanto, Jeon?

—No lo hago.

Sonrió con sorna para luego llevar su otra mano sobre su pecho haciendo que este reaccionara como si aquella mano ajena quemara su piel. —Tan mentiroso como siempre. ¿Me extrañaste? ... Sé que sí.

—Jamás.

Jimin rio al ver el brillo de esos ojos oscuros, los que le dieron el pase para acercarse lo suficiente como para hacerlo caer sobre la cama. —Jungkook— y su voz era más que seductora, —tu cuerpo es más sincero que tú mismo— y pasó sus labios por encima de los contrarios los cuales se abrieron levemente. —Es obvio que quieres probarme otra vez— y dejó de ser compasivo, llevando su mano detrás de su cabeza y jalando levemente su cabello para que su rostro se inclinara hacia atrás y su cuello quedara al descubierto. —Porqué te gusta complicar las cosas si... — comenzó a dejar pequeños y húmedos besos por todo el espacio descubierto de su piel, —esto te encanta más a ti que a mí.

—N-no— se negó con palabras pero su cuerpo iba cediendo de poco hacia atrás. Jimin subió a la cama gateando por encima de su cuerpo, sosteniéndose en sus manos.

—Tú nunca dices que no— dijo cuando llegó a su boca esperando su permiso. —¿No quieres que te bese? ¿No quieres que haga esto? —acarició su entrepierna.

—Jimin.

—Jungkook— le remedó mirándolo fijo, sabiendo lo que vendría porque a ese chico temeroso lo conocía como a la palma de su mano y cuando poseyó sus labios, su sonrisa fue instantánea. El pelinegro colocó su mano detrás de la espalda del opuesto incorporándose con rapidez, haciendo que quedara a horcajadas sentado encima de él.
Lo besó con tanta lujuria y necesidad que era inevitable no sentirse culpable.

Porque Jungkook nunca entendió que frente a él se sintiera tan débil. Su fuerza de voluntad se anulaba por completo cuando poseía su boca. Cuando tomaba su cuerpo y decía su nombre. Lo odiaba, pero decirle que no era casi imposible.

—Te odio— dijo mientras seguía besándolo y acariciando su espalda baja mientras el otro se movía sobre su regazo disfrutando al máximo el descontrol del menor.

Vanilla & Blood | OT7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora