Vanilla & Blood | OT7

8 • Nuevos aires

Meses después
Junio, 2022

Todo cambió en cuanto mi cabeza lo dejó atrás. Amigos, primer amor, fracasos, desconocidos.
La vida en la universidad era un auto sin frenos. Puntualidad, responsabilidad. Clases infinitas, libros por doquier, ayudantias, profesores malvados, nuevos amigos y mucho café. Nunca pensé que beber café a diario me haría extrañar tanto a mi mejor amigo.

—Kim, ¿Vienes?

—Sí. No tardo — corrió a la máquina dispensadora de alimentos. Necesitaba una barrita cargada de azúcar para sobrevivir a lo que quedaba del día.

Caminó por los pasillos siempre con un libro en las manos y se encontró con él justo antes de ingresar a una sala de estudios.

—Ten. Te compré uno también. ¿Vendrá alguien más?— preguntó entregándole una de esas barritas chocolatadas, para después, despojarse de su mochila.

—Solo nosotros.

—No los citaste ¿verdad?— ya sabía como esto procedía. —Seokjin, tengo examen en dos días más— ella rodó los ojos al ver cómo el otro saboreaba sus labios sin dejar de observarla. —Deja de mirarme así, me perturbas.

—¡Estoy comiendo lo que me diste!

—Siempre lo mismo contigo, Seokjin. Eres mi ayudante y...

—Y te he ayudado bastante, Jaerim, no te quejes y acompáñame— dijo poniéndose de pie y yendo hacia ella.

—Naerim, Kim Naerim.

—Lo sé, pajarito— ella se puso de pie atendiendo lo que el otro le incitaba. —Solo quería un besito tuyo, pero apenas me has hablado en todo el día— dijo, rodeando su cintura, mientras acariciaba su mejilla con ternura, deslizando su dedo hacia sus labios para dejar un pequeño beso en ellos.

Naerim no tenía novio, pero Kim Seokjin se estaba esforzando por ser el primero.

—Jin, eres un pésimo ayudante— dijo ella besando su mejilla, acariciando su cabello. Sonriéndole con dulzura.

—Malagradecida— le susurró el otro sobre sus labios para volver a besarlos con más intensidad.

Naerim hace mucho había dejado de pensar demasiado las cosas. Desde que aceptó que ya era una adulta y que dos de sus mejores amigos comenzaron una relación, dejó de cuestionarse sobre lo que quería y el porqué de lo que hacía.
Solo había algo que sí le mantenía en una constante balanza, o entre el limite del ayer y hoy. Más bien alguien del que a veces quería huir y otras encerrarlo en un cuarto y hacer que respondiera todas sus preguntas.

Por el momento solo lo ignoraba, pero él no lo hacía nada fácil.

—Lo siento, llegué un poco tarde— se anunció cerrando la puerta de forma ruidosa, interrumpiendo al par.

—Suspendí la ayudantía.

—No la veo suspendida— se sentó con arrogancia.

—Escúchame, nosotros ahora nos vamos...

—Déjalo, Seokjin, también necesito estudiar— interrumpió Naerim turnando la vista entre ambos. No quería problemas y Jungkook ya le había dado demasiados en muy poco tiempo.

Las horas pasaron y junto con ellas la ayudantía llegó a su fin en paz. Los tres se separaron por el pasillo, cada uno a un destino distinto. Destino que Jungkook decidió cambiar.
La jaló hacia una de las salas y colocó el seguro a la puerta.

—No aguanto más, Naerim— decía mientras miraba al suelo.

—Voy a gritar.

—Escúchame, no te haré nada ¿sí?