35 • No más mentiras

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Un pequeño verano emanó en pleno invierno. El sol alumbraba su ventana y lo había hecho despertar cuando recién había logrado superar el insomnio. Se sentó en la orilla de la cama para volver a caer y dormir unos treinta minutos más hasta que sintió palmadas en su trasero.

—Despierta osito dormilón— se extendió encima de su cuerpo, aplastándolo y despeinando su cabello. Taehyung apenas se movió. —¡Tienes diecisiete! — gritó en su oído haciendo que el contrario gruñera por la pereza.

—Yay~— dijo fingiendo entusiasmo.

—Ay~ ya, levántate— comenzó a tirar de su cuerpo para incorporarlo— sube— y dijo ofreciendo su espalda, alentándolo.

—¿Estás segura? — se refregaba sus ojos adormilados.

—SI~ APÚRATE POR FAVOR.

Este se subió con cuidado y con algo de esfuerzo y muchas risas, fue llevado hasta el comedor donde todo se mantenía adornado con ambiente cumpleañero. En el centro de la mesa una torta sobresalía con forma de oso y su sombrero como vela.

—Gua~ ¿Quién fue? — dijo refiriéndose a la torta. Sus manos estaban sobre su pecho, completamente complacido con lo que veían sus ojos. Ambos padres indicaron a su hija quién enderezó su espalda para mostrar su orgullo.

—Con los sabores favoritos de mi persona favorita— sonrió para luego pedirle que posara para guardar ese momento en una fotografía.

Una tarde familiar que duró hasta las cinco más o menos donde comenzaron a despejar todo para lo que sería la fiesta de la noche. Varios compañeros de la escuela, vecinos y conocidos habían sido notificados. Los padres Kim se irían a un hotel, no muy lejos de ahí, pero dejando a Naerim como supervisora responsable.

—Vuelvo a primera hora ¿sí? Pásalo bien— se despedía cuando Jin llegó a recogerla. Sin embargo, ese había sido su acuerdo, que su hermana llegara temprano para ayudarlo a limpiar el desastre que quedaría mientras ella pasaba tiempo con su novio. Naerim aceptó el trato, solo con la condición de que respetara sus límites y que no incendiara la casa. Y Taehyung lo cumpliría, tendría sumo cuidado porque no quería embriagarse ni nada, solo estaba ansioso por la llegada de Yoongi, era lo único que estaba en su mente.

Ya eran las diez de la noche, la música sonaba fuerte y los vasos a medio tomar se acomodaban en cada mueble. Aun así, todo transcurría tranquilo, los invitados conversaban, bailaban o jugaban ping pong en el patio trasero. Por otro lado, Taehyung había subido a su cuarto y miraba su teléfono, indeciso.
Abrió el chat con Yoongi. Su último mensaje era: "espero poder ir", pero aún no habían rastros de él. ¿Debería llamarlo? Pensaba el menor mordiendo sus labios por el nerviosismo. Todavía es temprano. Volvió a pensar lanzando su teléfono a la cama, intentando relajarse un poco. Hasta que escuchó que tocaron su puerta.

—Aquí estabas— dijo un chico que era de su clase.

—¿Pasó algo? — se incorporó y vio al joven caminar tambaleante hacia él.

—Que no te veía, eso pasaba— arrastraba las palabras, llegando hacia él, tomando sus hombros. Taehyung lo observaba con detenimiento, apoyando sus manos sobre la cama, detrás de su espalda.

—¿Qué quieres, Hyungsik? — dijo con su expresión y voz completamente neutras. El chico lo miró directo a los ojos y sonrió de lado, luego elevó su mentón y dejó un pequeño beso en sus labios.

—Me encanta saber tu secreto.

—No te aproveches.

—Solo fue un beso y no lo rechazaste— se sentó a su lado y se recostó en la cama con los brazos extendidos sobre su cabeza.

Vanilla & Blood | OT7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora