37 • Tormenta

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Comenzó a nevar mientras trabajaba. Se había anunciado una ventisca en las noticias de la mañana pero según los cálculos de Naerim, alcanzaba a llegar a casa. Qué peligro podía correr en su inicio ¿no? Más bien lo disfruto al máximo, todo el camino estuvo observando y grabando cómo el paisaje se adornaba de blanco. También sucedió con ella apenas bajó del autobús. Los copos de nieve comenzaron a quedarse en su cabello, en sus cejas y también pestañas. Ella sonreía, maravillada por ese fenómeno que tanto le encantaba mientras ignoraba por completo los mensajes que su madre le dejaba en el chat.

Así que tuvo que llamarla. —¿Dónde estás? Está cayendo mucha nieve. ¿Te puedes apurar? — su madre habló, histérica porque aún no veía a su hija siendo ya casi las diez de la noche.

—Ya llego. En quince— respondió. Porque su intención era quedarse un rato más viendo caer la nieve.

"Solo quince minutos, Naerim". Lo escuchó muy claro pero aún así no obedeció porque lo olvidó por completo mientras seguía grabando y apreciando lo hermoso de aquel fenómeno climatológico.

Se sentía en paz de repente. Probablemente era el color que iluminaba todo y lo vacío de las calles. Pero alguien la observaba a no menos de dos metros, y no dudó en darle un pequeño susto.

—¡Bú! — gritó él en su oído mientras ella dio un salto inolvidable arrojando su celular al suelo. Su carcajada fue sonora. —¿Te sorprendí?

Apretó la nieve que tenía en su mano y se lo lanzó al cuerpo con enojo. —¿Qué haces aquí? — y recogió su teléfono.

—Parece que no soy bienvenido— dijo colocando sus manos dentro de su bolsillo encima de su abdomen mientras sonreía con dulzura.

—Hay mal tiempo, Jungkook, deberías estar en tu casa.

— Lo mismo digo— se quedaron pendientes del otro esperando quien hablaba primero. Jungkook continuó: —Venía de pasada. Solo a dejarte algo que al parecer aún no te das cuenta que perdiste— Naerim le dio una mirada curiosa, escrutando todo su cuerpo en búsqueda de lo que podía ser, viendo cómo Jungkook mantenía algo en su bolsillo. —Yoongi no te hubiera perdonado. Pero me tienes a mi siempre al pendiente de ti.

—¡¿Oh?! — dijo al fin, entendiendo a qué se refería. Su muñeca estaba desnuda, sin el brazalete. —¿Dónde lo encontraste? — iba a recibirlo, sin embargo este retiró la mano. —Oye~ ¿No me lo vas a dar?

Jungkook sonrió engreído. —¿Por qué debería? Estaba tirada en el piso.

—Porque es mía y porque a eso viniste, Jungkook. Ya deja de molestarme y regrésamela. Ahora.

—No quiero— este mantenía su mano en alto mientras sonreía con holgazanería.

Naerim rodó los ojos. No caería en su juego pero necesitaba su brazalete de regreso. Así que en un descuido donde pensó que Jungkook no se había percatado, saltó hacia su mano solo consiguiendo tropezar con el pie contrario.
Naerim se quedó con las manos listas para recibir el golpe pero frente a un vampiro con excelentes reflejos, esto no sucedió. Sin embargo, Jungkook no fue asertivo y su mano se posó en un lugar que ninguno de los dos esperaba.

—¡Jungkook! — dijo volteándose hacia él. —¡M-me acabas de tocar! — su rostro estaba completamente rojo y quería golpearlo.

Jungkook notó su intención y se comenzó a alejar de ella. —¡No fue intencional!

—¡Me las vas a pagar niño! — lo seguía ella mientras la nieve seguía cayendo a su alrededor.

—¡Tranquila, Nae! ¡Tampoco es como si no las conociera!

Vanilla & Blood | OT7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora