17 • Doméstico

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Decidir donde dormiría cada uno no fue un gran problema cuando Yoongi ya se comenzaba a acomodar en el sofá. Naerim ya en la cama, Taehyung de camino por el pasillo. Pero Jimin, como siempre sucedía en el departamento de Yoongi, no lo permitiría. Menos cuando él ni siquiera dormía.

—... duermo en el sofá, en serio, no tengo problema.

—Jimin, eres mi invitado, cómo vas a...

El chico se colocó detrás de su espalda y comenzó a arrastrarlo hacia la habitación mientras el otro permanecía con los brazos cruzados sobre su pecho reclamando lo mismo una y otra vez.

—¿Por qué nunca haces caso? — dijo enfrentándolo ya en la habitación.

—¿Y tú porqué no aceptas mis decisiones? — se arrojó de espaldas sobre el colchón apoyando su cabeza en sus manos, —Sabes lo que sería mejor... Que compartiéramos cama.

—¡¿Estás loco?!

—¿Qué tiene de malo? La cama es grande... O me tienes miedo, Min Yoongi— se incorporó quedando justo frente al aludido, inclinando su cabeza hacia arriba ya que este seguía de pie sin dejar de cruzar sus brazos. Y Jimin lo notó, su hostilidad sin razón. Así que tomó sus manos y comenzó a agitarlas para que se relajara. —¿Por qué te pones así, eh? Te conozco, Min Yoongi, me extrañaste ¿verdad?

—Iré al sofá — ese fue su plan de escape. Porque Yoongi a veces, en vez de expresar lo que sentía, prefería ponerse arrogante y poco comunicativo. Pero Jimin era todo lo contrario y verlo así le causaba mucha gracia y ternura. Así que aprovechó que el pelinegro le dio la espalda para abrazarlo cruzando sus manos por su cintura y apoyando su mentón en el hombro.

Y este se permitió sonreír porque el otro no lo veía. Luego desenredó esas pequeñas manos de su cintura con suavidad y como si todo su temple hubiera cambiado, dio una tierna caricia en la redonda mejilla de Jimin. —No hagas que me arrepienta de invitarte ¿sí? Están mis amigos... Está Taehyung.

—Lo sé... Pero en este momento no están aquí— dejó un rápido beso en sus labios que hizo que Yoongi abriera los ojos por la sorpresa. Jimin rio tiernamente tapando su boca con la mano. —Ven, acuéstate y duerme bien— tomó de su mano y le dio un suave empujón para que se sentara en el borde de la cama, alejándose luego sin voltear ni quitar esa pícara sonrisa de su rostro. —Buenas noches— dijo al fin saliendo de la habitación. Yoongi dio un suspiro y prefirió arroparse y dormir antes que su mente se volviera en su contra.

Al otro día, antes que comenzaran a despertarse, el platinado ya tenía listo el desayuno. Compró todo listo en una cafetería cercana y la acomodó ordenadamente en la larga mesa al centro de la cocina. La primera en aparecer fue Naerim que aunque había actuado amigable anteriormente, al estar sola con él volvía a sentirse tímida y sumamente confusa frente a su presencia.

—Gracias Jimin, no tenías que molestarte— se restregó uno de sus ojos que picaba. Luego se sentó en una de las altas sillas.

—Es un honor atenderla, milady— hizo una caballerosa reverencia.

Naerim sonrió. Su actuar siempre se volvía honorable junto a ella.

—¿Jugo o leche?

—Mmm... Leche— se detuvo a ver cómo la atendía, tal como si estuviera en un restaurante. —Gracias.

—¿Se le antoja pan o algún pastel?

—Un pastel... pero yo puedo sacarlo, no te preocupes.

Pero este se adelantó y lo colocó en un plato individual deslizándolo hacia ella. —Provecho, señorita.

Vanilla & Blood | OT7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora