14 • ¿Qué estoy haciendo?

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Le gustaba su universidad. Estaba donde quería, estudiando lo que amaba, viviendo el día a día tan ocupado como siempre había soñado. Creando piezas de música que le prometían un buen futuro. Pero estaba solo. Llevaba cuatro meses ahí y había olvidado ese punto: sociabilizar. Aunque, tampoco le llamaba demasiado la atención, la competencia en ese lugar solo traía consigo a la envidia y no estaba preparado para tanto veneno.

Se aproximaba al ingreso de las salas de prueba en el piso -1 del establecimiento. Se acercó al mostrador donde entregaban las llaves y tocó el pequeño timbre que se encontraba sobre la mesa.

Se escucharon los pasos desde el pequeño cuarto detrás de la alta mesa, acercándose. —Buenos d... — ni siquiera pudo seguir modulando cuando volvió a ver al rubio platinado frente a él.

—¡Yoongi! —dijo demasiado animado por volver a ver su rostro.

—¿Qué-qué haces aquí?

—Mi nuevo trabajo— le sonrió gentil.

—¿Hace cuánto? — Yoongi se mantenía serio.

—Dos semanas más o menos.

Hubo un largo silencio donde Jimin se limitaba en sonreír mientras el contrario lo observaba con remordimiento.

—Necesito un estudio— cambió de tema.

—Claro— asintió el otro, dándole la espalda para abrir un cajón y sacar una llave con un llavero de círculo con un número y letra asignado. —Aquí tienes — dijo extendiendo el brazo con estas, agarrando su mano de forma desprevenida justo en el momento que el pelinegro las recibiría. —Estás enojado, ¿verdad? Lo siento por irme así, fue mucho para mi y... No quería que volvieras a...

—Da igual— quitó su mano llevándose la llave. Jimin volvió a detenerlo.

—Si te diera lo mismo no estarías mirándome como si quisieras matarme.

—Así miro a todos, Jimin.

Este sonrió, pero esta vez sin mostrar sus dientes, elevando una de sus comisuras. —A mi no.

—Vete a la mierda— dijo por último acelerando el paso por el pasillo.

Apenas ingresó al cuarto aislado se permitió volver a respirar. Hace dos días se había obligado a dejar de preguntarse por él, se había resignado a que solo había sido uno de esos encuentros extraños donde sientes de todo en tan solo unos minutos y luego, desaparece como si todo hubiera sido una ilusión.

Pero él estaba de vuelta. Y no le desagradaba, solo... Le provocaba tanto que se sentía un completo tonto a su lado. Impulsivo a tal punto que se vio ahí todos los días aunque no le era necesario.

—¿Otra vez aquí? — dijo Jimin un nuevo día.

—Hola— se limitó a decir.

—O te gusta mucho lo que haces o no tienes con quien pasar tu viernes...— se quedó con la llave, hoy no lo dejaría irse tan fácil. —Me querías ver ¿verdad? —agregó con una coqueta sonrisa.

Pero Yoongi solo extendió su mano exigiendo la llave. Qué podría responder cuando las tres opciones eran ciertas. Aun así, no le daría la razón.

—¿Crees que no me entero? Tu tarea la entregaste hace dos días, deberías irte a casa, amigo.

—Haz tu trabajo y dame las putas llaves.

—¿Sabías que solo puedes pedir el estudio tres veces a la semana? No puedo dejarte entrar.

—Jimin, está vacío, nadie viene los viernes.

—Lo siento, vuelve la próxima semana— guardó el llavero en el bolsillo de su pantalón y dispuso regresar al cuarto. Antes que así fuera, Yoongi bloqueó su paso.

Vanilla & Blood | OT7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora