12. Soy tu madre

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—Buenos días papá — el menor salió de su habitación corriendo hasta la sala para abrazar a su padre.

Bright había pasado la noche sin dormir, las ojeras debajo de sus parpados eran notorias, sus labios volvían a estar un poco agrietados, su cabeza dolía de tanto pensar en lo último que había vivido, sentía como la sangre dejaba de correr por sus venas dejando solo que el miedo llenara su cuerpo, su sonrisa desaparecía al recordar la charla que tuvo con Sylvie simplemente su vida se desmoronaba poco a poco.

—Buenos días cariño — respondió el abrazo con una sonrisa evitando llorar del temor que sentía.

Tenía miedo de perder a su hijo, tanto, que sentía en algún momento las venas de su corazón se romperían gracias a la desesperación por no saber que hacer o como defenderse, se sentía atado de manos por las amenazas que podrían llegar, no quería que el caso se fuera a un tribunal pues sentía que si eso sucedía el juez podría darle la custodia a su madre por tener más posibilidades para educarlo de una mejor manera, se sentía inútil sin poder protegerlo esta vez del sufrimiento que Sylvie le causaría.

El menor se separo de su padre y se quedaron mirando por algunos segundos, conocía a su padre, sabía que su corazón no estaba bien pues notaba sus ojos cristalizados pero como preguntarlo?. Sabía que no le iba a decir la verdad o al menos no completa,  avanzo hasta el comedor con pasos rápidos, manteniendo una sonrisa en su rostro no debía preocuparse por nada pero dentro de su corazón existiría una pequeña duda y se sentía mal por no poder resolverla.

Bright lo miraba jugar un poco con su cuchara, moviendo sus pies de adelante hacia atrás, esperando el momento de desayunar junto a el, cerro los ojos conteniendo sus ganas de llorar porque no solo era sufrimiento para su hijo sino también era estar dentro de una pelea la cual no sabía si iba a ganar o a perder, tomo los platos dejándolos sobre la mesa sin ni siquiera levantar la mirada, no quería preocuparlo pero el peso de su corazón cada vez se hacía más grande, los recuerdos de su pasado seguían vivos todavía dentro de su cabeza, sentía las heridas, que suponía cerradas, volvían abrirse. Suspiro con fuerza sentándose frente a su pequeño, debía ser fuerte, por su hijo, por Win, por la familia que quería construir.

El timbre de su celular sonó sacándolo de sus pensamientos, dejo el vaso de jugo aun lado dispuesto a revisar el mensaje.

"Hoy iré a recoger a mi hijo de su escuela, avísale y espero no te opongas Bright, quiero hacer las cosas por las buenas"

Apretó su puño sin soltar su celular, no entendía su atrevimiento, venía a dar ordenes después de estar desaparecida durante tantos años, tomo un poco del jugo controlando sus impulsos, no confiaba en ella y tampoco quería dejar que su hijo estuviera cerca de las personas que la rodeaban, ni siquiera conocía su circulo social como para permitir que su pequeño se mezclara en la vida de su madre pero no tenía otra alternativa, necesitaba seguirle el juego hasta encontrar una manera de alejarla por completo de sus vidas.  

—Papá ¿Esta todo bien? — dejo su plato a un lado y cruzado de brazos miro a su padre. 

—Si cariño — respondió de inmediato empujando su silla un poco hacia atrás — Ven aquí — espetó haciendo una seña para poder tomarlo en sus brazos.

Adem se levantó de inmediato para sentarse en las piernas de su padre, rodeo su brazo por el cuello del mayor abrazándolo con fuerza, sonreía con esos detalles que estaba seguro nadie más podía darle, su padre era único y quería estar siempre junto a el. Bright suspiro con fuerza secando sus lagrimas antes de soltarse del abrazo, era mejor hablar con Adem sobre lo que había pasado pero aún no tenía las fuerzas para admitir una mentira que duro 7 años. 

—¿Recuerdas la chica que vino a buscarme el otro día? — preguntó moviendo un poco sus ojos dispersando las lagrimas.

—Si, la que hizo molestar mucho a Win — soltó una risita sin dejar de mirar a su padre. 

Noche de luna llena│BrightWinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora