23. ¿Tú eres mi padre de verdad?

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—Buenos días cariño — espetó dejando un beso sobre la frente del menor.

El pelinegro entro con la bandeja del desayuno hasta la habitación de Adem, lo puso sobre la mesita de noche y se acostó junto a su hijo para comenzar a despertarlo. Todavía se encontraba preocupado por lo que paso en la noche anterior, quería saber porque su hijo estaba llorando con desesperación pidiendo que lo saque de ese lugar, sabía que en Sylvie no se podía confiar, y seguramente amenazo a Dew para poder quedarse a solas con su hijo. La odiaba con todas las fuerzas de su alma y aun con eso no podía hacer absolutamente nada.

—Buenos días papá — respondió con tristeza, esa que siempre ha sido muy clara ante Bright.

Adem no sabía que hacer o como preguntarle a su padre si era verdad lo que aquel hombre le había dicho, estaba muy asustado, no sabía si en realidad su padre le estaba mintiendo o tal vez fingía todo ese cariño que decía tenerle, miles de ideas cruzaban por su cabeza temiendo que tuviera que separase del hombre a quien consideraba su padre y tener que vivir junto a esa mujer que solo estaba lastimando su pequeño corazón.

—Vamos a desayunar — jugo un poco con el cabello de su pequeño queriendo hacerle cosquillas.

Adem retiro su cabeza y se levantó de inmediato la cama, tomo sus babuchas saliendo hasta el comedor dejando a Bright más preocupado que antes, no hizo ningún gesto ante las personas que se encontraban en la sala, simplemente se sentó sobre la silla que estaba cerca de la ventana y poso su rostro sobre su mano esperando la comida.

—¿Qué pasa?

Win se dirigió hacia el pelinegro muy preocupado por esa actitud, Adem no era el niño que ignoraba a los demás, mucho menos un maleducado cómo para ni siquiera brindarles una mirada como saludo, algo más grave estaba sucediendo.

—No lo sé — respondió en un susurro sin despegar la vista de su hijo.

Tay también se encontraba en la casa, arreglando los últimos términos para el juicio que ya estaba cerca, al igual que los chicos se confundió demasiado por la actitud del menor, no era el mismo niño que conoció aquella tarde, parecía que le habían quitado su característica sonrisa y su corazón solo estaba llenándose de duda y resentimiento.

—Papá no tengo hambre ¿Puedo regresar a mi habitación?

Bright frunció su ceño dejando el plato de comida frente a él, era seguro que su hijo estaba sobre pensando mucho en algo, tenía su mirada perdida y ahora que no quisiera comer era una prueba aún más evidente.

—Cariño ven acá.

Lo tomo en sus brazos y lo sentó sobre su pierna derecha, acarició su cabeza durante algunos segundos dándole un poco de tiempo para que se convenciera de hablar por su cuenta, quería que confiara en él y le contara lo que sucedió sin preguntarle, pero simplemente no ocurrió, los ojos del pequeño comenzaron a llenarse de lágrimas y los sollozos salían de sus labios con desesperación, abrazo a su padre aferrando su mano hacia su pecho, apretando sus ojos con fuera mientras rogaba que todo fuera mentira.

—Adem, dime que te pasa, por favor me estás preocupando.

El niño suspiro con fuerza separándose de su padre, lo miro por algunos segundos intentando que ese nudo en su garganta, el cual le impedía formular una frase, desapareciera por completo, debía hacerlo, debía sacar esa duda de su cabeza de otra forma todo sería peor.

—¿Tú eres mi padre de verdad? — preguntó con los labios temblando.

—¿Qué?

Bright abrió los ojos sorprendido por esa pregunta, su corazón comenzó a latir con desesperación, su mente daba vueltas tratando de encontrar una justificación para que su hijo preguntara ese tipo de cosas. Sus manos comenzaron a temblar y sentía que todo a su alrededor desaparecía quedándose solo junto a su hijo escuchando como los sollozos se volvían en un eco demasiado lejano.

Noche de luna llena│BrightWinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora