capítulo 11

7 2 0
                                    

Nos vio de reojo y se tiró una risa sarcástica.

Seguimos nuestro trabajo, no nos avía abundado. Bien ahora me toca a mí. Le dije.

—Esta bien

—¿Oye, lo que acaba de pasar as algo que quieres que pase o solo porque tu quisiste?.
No sabia que responder. Me quede en chok.

—Hee... hee... hee –tartamude –nada, no lo sé —no podía mentir.

Ella bajo la mirada hacia el suelo, sus ojos se cristalizaron y dando unos pasos cortos y de mala gana salió de esa sección, busco refugiarse de bajo de un árbol. Ahí debajo de ese árbol a vía un banquito. De hecho, si se miraba acogedor estar ahí. Deje las cosa que tenía en mano... bueno... mas bien las tire. Camine ligera mente hacia donde estaba ella. Agarre su barbilla, la levante con mi mano derecha.

—Oye, Anna, no te pongas así —Anna mírame a los ojos—. Guardaba total silencio.

—Oye me, perdona por lo que acaba de pasar, no sabía que te pondrías así —siempre aguarda el total silencio.

Volví agarrar su barbilla, la volví a levantar hacia mi rostro y le susurre: —oye solo quiero que te tranquilices, siento lo que paso –al susurro levanto la mirada.

—La expresión de mi rostro cambio: de tristeza a alegría.
Vi como también su rostro cambio.
Ben, vamos, vamos a terminar nuestro trabajo, mira qué vamos crudos —hice esa expresión, mientras ella decía si con su cabeza.

Agarre su mano para ayudarle a levantarse, ella me la acepto y se paró. Caminamos hacia la sección. Ya estando en ella como siempre agarre el trapeador y ella se quedo en un total silencio, en sí, si me gustaba ese silencio, no era incomodo.

—Oye, ¿me puedes alcanzar la botella llena de jabón? Es que se está acabando el de la cubeta —dije rompiendo el silencio—. Ella estaba en un postura: arrecostada en un lado de la puerta con los bazos cruzados, en sí mismo —oki, como tu quieres mi rey –dijo dejando la pose.

Esta chica está loca –me dije en mi mente con una sonrisa torcida.

—Hey, Henrry, ¿te gusta sentir miedo?.

—¿Por qué lo preguntas? —respondí confundido.

—Nada, solo que esta noche tenemos con unos amigos planeado salir, a un sótano de aquí, de este internada, donde dicen que mataron a unos prisioneros, y pues dicen que se escuchan lamentos.
La verdad que sí, ya estaba comenzando a sentir miedo, bueno, y eso me daba la ventaja de ya no querer estar ahí.

—No sé, tengo algo de temor.

—Anda, no seas gallina ¿siiiiiii?.

—No se. Lo primero aquí es ver si ter minamos de limpiar, esta suciedad, heee.

—Esta bieeeen, como tú quieras —dijo alargando la «e».

El tiempo trascurría, al igual que nuestro trabajo y las ganas de salir de aquí.

Por suerte Anna estaba casi a la par de mi habitación. Las habitaciones estaba separada por un pequeño pasillo. En cada pasillo avían mínimo diez habitaciones obviamente en numeradas. Mi habitación era la 115 y la de ella la 120. Empezaba por la 111, hasta la 120, es decir hasta la habitación de Anna. El pasillo comenzaba con vuelta, e igual su final.
Salí para despejar mi mente, ahí por la puerta de mi habitación avía una vieja silla de madera. Creo que ahí se sentaba la guardia, ho... no se.
Por suerte vi que Anna salió para el baño... V¡oye, oye, oyeee! Anna Vla agarre ligeramente del brazo —¡¡QUE TE PASA LOCOO!! —rápido tira de su brazo y, con fuerza lo saca de mi mano. Y da una suabe vuelta esta quedar de espalda, pero con su cara viéndome a mi –¡¡HENRRY!!, casi me matas del susto... –dijo asustada —JAJAJAJA —no controle alver la expresión de su rostro y reí a carcajadas –lo siento, no quería asustarte —lleve mis manos hasta la altura de mis hombros y las extendí hacia enfrente.

   —Pero lo hiciste.

   —¿Me perdonas? —puse mis manos en señal de disculpa.

 —Obvio no —ella se hacia la difícil.

 —JAJAJA —reí a voz baja.

   —¿Por qué te Ries? Heee

   —No... por nada —me encogí de hombres.

  —¿Qué es lo que quieres?, ¡¡DIMEEEE!! —extendiendo nuevamente la «e»

   —Nada, solo que lo pensé y si, si iré, solo porque tú me rogaste.

   —Primero que nada, no te roge, segundo sé que vendrías, y tercero... estoy feliz —pego unos saltitos de felicidad mientras aplaudía...

 —Bien, ahora haz lo que ibas hacer. Por que si no... peligroso lo que puede pasar –se rio sarcásticamente mientras caminaba tranquila hacia el baño.

Mi mente si que necesitaba estar despejada. De paso así paso más tiempo con Anna, me esta cayendo bien, ahora la amo.
Pensaba todo eso mientras me mordía el labio inferior.
Sali de esos pensamientos al escuchar una voz masculina.

henrryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora