henrry

capítulo 10

Había seis secciones de baños, cada una de las secciones tenían cinco baños a la derecha y cinco baños a la izquierda. Ella tenía el cargo... hoooooo bueno, yo le puse el cargo de que trapeara, es algo sencillo, yo solo tenía que andar una cubeta con agua llena de jabón que andaba adentro de esa cubeta. El tiempo avanzaba, ella hablaba de su vida. Vida pasada. Ya me está asqueando de tanto hablar. Apenas habíamos lavado una sección, es decir, diez baños. Ese trabajo sí que estaba duro. Veía como unas gotas de sudor salían de su frente, y bajaban hasta sus ojos, otras caían en sus mejías. Yo empezaba a sentir lastima por ella.

—¿Te ayudo?.
   —Si por pena no te avía dicho.

  —ve, ¿y está mal agradecida?. Dije en mi mente.

  —Trea las cosas. –le dije con amabilidad—. vi que ella se recostó sobre el marco de la puerta de un baño.

  —¿Me puedes hablar un poco de ti? —pregunto con una sonrisa torcida. Yo permanecía en total silencio, esa chica es demasiado fastidiosa—. Como no contestaba sus pregunta, pregunto: ¿me responderás o piensas dejar a una chica ignorada? ¿sabes? Eso no es nada caballeroso, de un hombre apuesto como tú. De hecho, si soy apuesto. ¿si piensa que es educación lo que haces? Pues te equivocas... me guirre ligeramente, agarré su mandíbula inferior... y le di un beso apasionado. Esa chica me estaba poniendo loco, pero no quiero tener nada serio con ella, si llego a sentir eso por ella solo quiero que sea algo pasajero.

Vi como ella me miro a los ojos mientras la besaba. Cero sus ojos y su respiración cada vez iba más acelerada. Nos metimos a un baño. Yo serré la puerta del baño mientras entrabamos besándonos, quedé a espalda de la puerta. Ella pego un mínimo salto. Sus piernas las enrollo en mi torso. No parábamos de besarnos. Bajé el asiento de la tasa del baño y me senté en ella. Anna estaba ahora sentados en mis piernas.

De pronte escuchamos los pasos de una persona. Lo bueno no nos habíamos quitado la ropa, cada ves se escuchaba mas de cerca. Mierda la Cage, dije asustado. Anna como pudo se paró, medio se arregló su cabello. Yo me puse a un lado de la tasa del inodoro y ella al otro lado cuando sentimos la puerta del baño se iba abriendo poco a poco. Era uno de los prisioneros. Preferimos salir. Se nos quedó bien muy confundido.