capítulo 13

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Ya era la hora para que Anna pasara por mí;
Toc toc. Escuche en la puerta.
Rápido salí a ver quién era: claro, Anna.
—Hola tontito, ¿ya estas listo para esta gran aventura?.
No estaba listo, me avía arrepentido de ir.
—¡¡Siiii, obvio, claro. Nunca avía estado más listo —mentí.
—Eso quería escuchar –sonó entusiasmada.
No podría votar ese entusiasmo que veía en ella.
Regresé hacia dentro a ver que hacía; vi que la mesa de noche que está cerca de mi cama tenía un cajón. Me hacer que y la jale; avían papeles, metí mi mano a fondo, toque algo largo y grueso, con miedo lo agarre y jale: era una lampara.
—Qué suerte la mía —dije en mi mente.

—Rápido Henrry, llegaremos tarde, nos van a cachar —sí, espérame, ya voy. Agarre la lampara, me podía servir, aunque se miraba vieja. Me la metí en mi bolsillo de atrás, para que Anna no se fijara.
Sali le da mi habitación. Agarre la manecilla de la puerta y la jale mientras salía.
—Rápido, tortuga.
—¿Por qué avía utilizado esa palabra hacia mí? Yo no soy lento.
Teníamos que bajar dos plantas para llegar a el sótano. Creo que ahí pasaremos la noche.
Pasamos por dos habitaciones, ahí estaban dos chicos más; con los que iban a ir.

—Holaaaa chicos ¿Cómo han estado? —saludó mientras los abrazaba y les daba un beso en cada mejía.
Mientras hablaban yo di unos pasos hacia atrás. De pronto Anna hablo: —Ven, te presento con mis amigos. Gire mis ojos como de fastidio.
Los pasos que di hacia atrás para separarme de ellos los volví a dar, esta vez hacia adelante; hacia ellos.
—Les presento a Henrry —habló Anna—. Henrry, él es Max; Max él es Henrry. Max era un chico de una estatura mas o menos alto, de una piel un poco blanca, su cabello, era de color castaño, sus ojos eran grises, de echo daba un toque con su dentadura blanca. Se miraba alrededor de unos 22 años.
—Hola Max, ¿Cómo has estado? —estiré mi brazo hacia él, el acepto mi mano y la estreché, al igual que él.
—Henrry, él es Maison; Maison él es Henrry.
—Un gusto, Henrry —siii, gracias, igual —hablé tímidamente.
Maison, era una de una estatura media, su cabello al igual que el otro chico era de color castaño, aun el cabello de Maison era mas oscuro, sus ojos eran de color café, oscuro, e igual que su cabello, su tono de piel era de color blanca.

Caminamos hacia el sótano; donde tendríamos la noche. En el camino íbamos hablando cosas sobre nosotros; donde Max decía que el veía cosas extrañas y trato de matar a una señora, mientras tanto Maison decía que el quiso tirarse de un cuarto piso de un edificio. Anna, Anna por el estilo no decía nada, ya que solo escuchaba. Nunca me avía hablado de su vida pasada, de hecho, no la conozco muy bien.
En eso avía una laguna de agua en frente de nosotros, Max y Maison dieron un salto para pasar sobre la laguna. Anna no se fijó. Voltee a ver hacia atrás, de pronto escuches un deslizó: —¡ANNA! —dio un resbalo hacia delante, dando un solo plomazo en el suelo, su trasero callo primero, terminando con su espalda y su cabeza, su pierna derecha estaba debajo de ella; cruzada.
No me quería reír, ya que nos podían pillar. Trate de contraer la risa, fue en vano, estalle en carcajada, al oír mi risa Max y Maison se regresaron, a Max y, Maison los contagie, también ellos estallaron a risa.
–¿Me piensan ayudar o qué?, ¿quieren que yo sola me levante? —nos dijo con cara de enojona.
—JAJAJA, ahí te ves super hermosa –hablo Max –. De hecho, Max se miraba un poco simpático que Maison.
—Apúrense tontos, todos ustedes son unos idiotas —finge su enfado—. Maison la tomo de su mano y la jaló, para ayudarle a levantarse. Vi que su pantalón estaba mojado. Decidido irse así, ya que cuando salimos no estaba la patrona.
Ella caminando delante de mí, se veía que caminaba abierta, creo que era lo que se mojó.
Llegamos a el sótano, todo estaba oscuro. Bueno, creo que tiene lógica, ya que estaba solo, "eso supongo". No crean que yo creo en los fantasmas, nooo, en nada de eso.
Escuchamos un ruido, mi corazón se congelo a igual que mi cuerpo, sentí como una mano helada me tomo, rápido salté hacia adelante dando un mínimo gritito. Me acorde de la vieja lampara. La saque de mi bolcillo trasero, rápidamente le aprete el botón de encendido, la muy estupidez no encendió. Di un golpe fuerte para intentar; la lampara encendió. Al ver que era nos quedamos con los ojos abiertos, e igual que la boca.

henrryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora