Capítulo 21

5 1 0
                                    

Ya todos los que llegaron de visita se han ido; ahora solo me queda una de muchas preguntas: ¿Ahora Mia es mi novia?. Sus lindas curvas escondidas en esa ropa gruesa las quiero recorrer. Su carita hermosa la quiero tener frente de mí y decirle cuanto quiro que sea mía —me doy una bofetada— tonto, ¡¡Henrry!! ¿Qué te pasa? ¿Acaso estás enamorado? Solo la has conocido, no sabes quién demonios es, ¿Y así tú quieres ser novio de ella? Solo puede jugar con tus sentimientos.

Allí viene; viene caminando por un pasillo de aulas, creo que se dirige hacia mí, ¿y si habla del tema de ahora? No quiero que sepa que estoy enamorado de ella, todavía no sé qué siento hacia Mia, pero sí sé que esto va creciendo más y más, prefiero no abrir mi bocotá y que solo me vea como un amigo, no quiero ser rechazado.

—¿Cómo fue con tu mamá?.

—¿Con mi mamá?... eres brillante... no... estuviste brillante... eso, si eso —tartamudee. No sé porque tartamudeo con ella, no tengo el mismo tiempo de conocerla como con Kamila, ¿Y ahora tartamudeo con ella? —Henrry, te perdimos. Sonrió. Esa sonrisa me cautiva como ninguna otra, sus labios rojos son hermosos, y quiero tocarlos con los míos.

—Me ha encantado que vaya fascinada tu mamá —me guiña un ojo.

Un movimiento en mi cuerpo me invade.

«si»

Sentí que ese si fue muy cortante, y que a ella le afecto mucho, lo puede distinguir en la reacción del rostro.

—¡Oye!, no quise sonar cortante, no tengas esa cara así de mal, cámbiala, cámbiala ¿sí?.

—No estoy molesta, ni me has ofendido tontito —me toca la punta de mi nariz.

Ese acto hizo que me sonrojara.

—Oye

—¿Sí?

—Ha venido tu madre, ¿tu padre porque no ha hecho presencia? —un uno en mi garganta se formó, he impedía que pudiera pasar algo. Mis ojos se comenzaron a inundar con asidas lagrimas...

Hace diez y siete años atrás

—¡Henrry!, aligera tu paso, ya vamos tarde hacia tu escuela.

—¡Si papá!, ¡solo espero el refrigerio de mamá!.

Mi padre se rio mientras se acomodaba su negra barba con unos pelos blancos dispersos, los cuales representaban su camino hacia su vejez.

Ese hombre, alto, blanco, y calvo; era mi héroe. Se que soy su hijo mayor, pero nunca dejare de ser su dragoncito.

Abrí la puerta del copiloto del coche. Me acomode para ir tranquilo y relajado. —Mejor tarde que nunca jefe —me lleve mi mano hacia mi frente, como los militares. Allí mostraba mi respeto hacia él.

Mi madre quedaba en su casa asiendo sus oficiosos como siempre, nunca descansaba al igual que mi padre. Esa mañana un escalofrió me cubría sin parar, no entendía el significado de lo que pasaba; no tome importancia alguna, no quería arruinar aquel precioso y único momento que tenía con mi padre. Las mañanas, en ese trayectoria; de mi hogar hacia la escuela era el único tiempo que tenía con él. Mi familia mostraba un lapso muy unido, pero tenían sus problemas entre sí, cono cualquier otra familia.

Ese escalofrió collo por milésima vez, esta vez fue la ruina, es una vuelta, poco transitable venia un camión, el cual no hizo la vuelta como se debe, los frenos se no chocan. Dio una vuelta, abarcándonos por una milésima al auto de nosotros, pero con ese leve golpe nos mando a bolar como agarra el vuelto a la pluma. Nuestro auto dio unas tres cuentas para ser exactos hasta que nuestro coche se detuvo en un edificio, el edificio quedo de lado, yo sobre viví porque la bolsa de aire me ayudo, según por lo que dicen, solo sé que mi papá quedo encima del volante.

No recuerdo nada más, solo que desperté en un hospital con fuerte dolor de cabeza.

Hace diez minutos

Su cara mostraba mucho dolor y mucha tristeza, con solo ver sus ojos podía ver ese dolor que salía de ella hacia mí. Inesperadamente se aventó de un solo portazo, abrazándome con sus cálidos brazos; se podría decir que se sentía como el amor de mi madre. Sus brazos me atrapaban con mucha confianza. Respondí su abrazo, coloqué me mentón sobre su hombro, en señal de confianza.

Una lagrima de salió sobre mi ojo, pasando sobre mi boca y cayendo sobre su espalda, ella acariciaba mi espalda con su cálida mano.

Después de un rato ella tomo la iniciativa, mandándome una indirecta para que nos separáramos, yo la acepte rápidamente y nos separamos.

—Tengo que irme —asentí con mi cabeza—, ¡no te preocupes!, sabes que yo estoy para ti.

Se largo, pero antes de irse me refirió a mi con un beso en la mejilla, casi topando nuestros labios. Ese acto me conmovió demasiado, pero también me dejo un poco pensativo; las mismas preguntas que siempre están presentes: ¿Le gusto? ¿Cómo me ve ella? etc.

Un día después

Creo que mis respuestas están respondidas.

Mia, la cuya chica de quien pensé que estaba enamorada de mi fue todo lo contrario. No puedo creer que solo hizo que me enamorara de mí, esa chica solo es una juega de sentimientos.

Mia estaban con dos chicos muy apuestos, el dicho de al lado derecho era de pelo negro y su piel poco blanca, que resaltaban sus ojos azules; al ver sus ojos me imaginaba a un lobo. El chico que tenía al lado izquierdo tenía su pelo de color café, sus ojos que eran de un tono amarillo, se miraba que trabajaba en su mandíbula porque iba por un buen camino.

Con ellos reía de una manera diferente, se lleva muy bien con ellos. Conmigo no es así, es más, con ella tartamudeo. Creo que eso no le gusta. ¿Y si soy yo quien no le gusto?, ¡No puede ser!.

¿¡Qué!?, ¿Dónde están esos pedazos de idiotas?.

—¿Qué miras? —Mia me saca de mis pensamientos.

«Nada»

Soné cortante. Note que su rostro cambio. Trate de arreglarlo pero me acorde que ya no tenia que hablar con ella, porque solo jugo conmigo.

—¿Ok? —lo hace en forma de pregunta. No importasi piensa cosas que son o que no. Ella no pensó entes de hacer lo que hizo, yeso fue muy duro para mí. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 14, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

henrryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora