Gato

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El frío del viento debería calarme los huesos, pero eso sería si fuera solo una persona normal.
¿Creen que no se la diferencia entre las personas y las bestias de este mundo? pero lo sé mejor que nadie, es lo que fuí en mi vida pasada, una persona de carne y hueso que trabajó en una oficina hasta que mi vida se volvió aburrida y monótona.
Era de esas personas que solo disfrutaban de la vida cuando sentía el cambio de estación en el aire, porque el clima me golpeaba en la cara y me decía que estaba viva y que algo había cambiado a mi alrededor. De vez en cuando sentía que tenía que hacer un viaje para recordar que hice algo importante ese año o pensar que hice algo con mi vida.

Era negativa, lo sé, me había vuelto una de esas personas, pero ya no es lo mismo.

El olor de los eucaliptos llegó a mi naríz y realmente lo disfruté, era lo bueno de vivir en la zona de magos y hombres bestias, la posibilidad de poder vivir con muy poco por tener una naturaleza animal era agradable, sin tener necesidad de cemento o autos de por medio.

Vivíamos como en la antigüedad pero teníamos nuestras comodidades humanas, después de todo vivíamos en pueblos que los humanos habían abandonado para ir a vivir a las ciudades detrás de las murallas.
Teníamos institutos, calles de tierra y locales, pero todo se mezclaba con la naturaleza a su alrededor, si tenía que compararlo a mi antigua vida se sentía como un pueblo lejos de la ciudad, solo que era más divertido al tratarse de hombres bestias.

Estaba en la cima de la colina esperando el amanecer, ya sería hora de ir al templo para ver al protagonista masculino.

Un hombre condenadamente hermoso y gracias a eso mi plan de no dejarme llevar por la historia se fué a la basura cuando lo conocí, bueno no fue solo eso, su voz y su personalidad no ayudaron en nada para que dejara de interesarme en él. Y Aunque a veces me molesto con él,  no pierde la sonrisa como si solo estuviera hablando con una niña y eso es lo que más me molesta, que no me tomé en serio y mi disgusto solo parece aún más gracioso para él, pero también se que si me esfuerzo puedo alimentar estos sentimientos.

Los primeros rayos del sol comenzaron a asomar y desde la colina se podía ver el templo abandonado que terminó convirtiéndose en un estudio de arte para el protagonista.

Leonel Berlek un dibujante mágico un miembro de la corte de este reino que apoya al rey de este mundo y protege la paz entre el mundo humano y el mundo de las bestias.

Nadie puede cruzarse de reino al menos que se considere necesario para alguno de los dos reinos, es casi como ir a otro país pero con más limitaciones.
Incluso es más fácil ir al reino de los humanos ya que convertirse de hombre bestia a una persona sin cualidades animales es fácil, pero no es tan fácil que ellos se pasen a nuestro mundo ya que son solo personas que si no despiertan sus cualidades mágicas son débiles y frágiles ante las bestias y no pueden mezclarse con nosotros por su seguridad.

Y yo vivo en el límite entre ambos reinos, detrás de las murallas que nos separan, donde también viven los magos en armonía junto a los hombres bestias.

Comencé a correr colina abajo, el impulso que le da a mi cuerpo esa colina me encanta, es cuando más rápida soy y el impulso me ayuda a pasar de un saltó de la tierra al cielo. Soy de la familia de los gatos pero cuando sobrepasó los árboles me siento genial como si volará por unos segundos y luego aterrizó en los frondosos árboles con cuidado.
Los raspones de las ramas poco me importan y tengo un exelente equilibrio, algo que no necesito practicar porque es prácticamente parte de mi naturaleza y solo con los años he mejorado, entre los árboles y saltos llegó a la casa de Leonel y Rouse me espera afuera con un delantal para empezar mi rutina de trabajo.

Desciendo de los tejados y Rouse me observa con el ceño fundido, pone la mano hacía delante y le entregó la teja que se aflojó en mi caída.

_ Lo siento_ dije algo apenada.

No correspondida ni como villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora