chaper twelve.

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SUMMER LEBLANC

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SUMMER LEBLANC

Ella es de pocas palabras, de humor impredecible, tierna y salvaje; ella es de esas chicas que hace poesía sonriendo. Que te repara la vida con un abrazo. Ella se emociona con detalles tan simples como el aroma del café o el de su flor preferida. Es la chica que da ritmo a la música y que baila para dar vida a los días tristes. Ella es una princesa con alma de guerrera. Es la luna que enamora a la noche.

Así es Madeleine.

Somos seres temporarios prometiendo eternidades.


















Era de noche, el cielo estaba repleto de estrellas. Abrazaba el torso de Madeleine con sutileza, ambas estábamos juntas y solas en el grande bosque, disfrutando de un momento hermoso. Un momento único que quedaría grabado en mi mente para el resto de mi vida.

— Mira el cielo — hablé, ella dirigió su mirada al cielo.

— ¿Qué tiene?

— Todas las estrellas tienen una razón, una razón para brillar, tú eres la mía cuando caigo a pedazos.

Sonrió con incredulidad, solté pequeñas risas al captar la situación.

— ¿Fue muy cursi? — pregunté con vergüenza y cubrí mi rostro en el hueco que quedaba.

Madeleine asintió.

— Pero me gusta que seas cursi.

Sonreí.

Sentí como Madeleine quitó lentamente mis brazos de su cuerpo y se levantó, la miré con confusión.

— ¿Qué pasa? — pregunté con el ceño fruncido.

Madeleine no dijo nada y simplemente sonrió, se acercó a su mochila, la cual se encontraba recargada en el otro costado del árbol. De esta sacó su típica cámara y empezó a ajustarla para así poder utilizarla, aún mantenía el ceño fruncido lleno de confusión.

— Ven, levántate — indicó mientras estiraba su brazo izquierdo para que lo tomara.

Sin saber que decir, hice caso, me levanté de la manta que se encontraba sobre la tierra del bosque y me posicioné a su lado.
Madeleine colgó su cámara sobre su cuello y me tomó de los hombros, me iba acomodando en diferentes partes del lugar sin decir palabra alguna.

— ¿Ya me vas a decir? — pregunté nuevamente al sentir como quitaba sus manos de mis hombros y tomaba unos cuántos metros de distancia.

— Te voy a tomar fotos, ¿no es obvio? — contestó con un tono de burla.

Claro.

— Oh, cierto — reí entre nervios.

Madeleine es fanática de sacar fotos, realmente le encanta, es una de las cosas que amo de ella. Amo como se apasiona por la fotografía y la forma de ver el mundo, lo hace ver y sentir como algo realmente bueno. Creo que su existencia es lo que alegra mis días en este planeta.

𝐁𝐀𝐃 𝐇𝐀𝐁𝐈𝐓 | 𝐌𝐀𝐃𝐄𝐋𝐄𝐈𝐍𝐄 𝐌𝐂𝐆𝐑𝐀𝐖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora