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Por la madrugada llegó junto a Louis a Londres. Helene, Camila y Florence lo esperaban en la pequeña sala del lobby. Ellos sonrieron y suspiraron aliviados en cuanto lo vieron cruzar la puerta de entrada del hotel. Helene fue la primera en lanzarse a él.

—Sabía que estabas bien. —Dijo en su oído mientras lo abrazaba—. Para la próxima vez, que no sólo te baste con avisarme a mí, ¿bien?

—Lo siento. —Le respondió, envolviendo sus brazos tras su espalda—. Lo olvidé por completo.

—Nos tenías preocupados, chico. —Florence intervino, mirándolo con un deje de decepción y consuelo a la vez.

Harry se sintió apenado—. Perdón. No vuelve a ocurrir.

Posteriormente, suavizando esa dura expresión en su rostro, Florence lo abrazó por poco tiempo.

—Me alegra que estés bien. —Camila se acercó, tomó su rostro y colocó un suave beso en su mejilla. Él sonrió en respuesta.

—Bueno. —La voz de Louis sonó al instante entre un carraspeo y una pesada exhalación—. Debo ir.

Harry se giró a verlo, al igual que todos los demás.

—Claro. —Florence se acercó a Louis y depositó un beso en su mejilla izquierda. Lo vio aceptarla con dulzura. Ella se alejó de inmediato y retrocedió—. Yo me quedaré con estas chicas un poco más.

¿Un poco más? Era de madrugada—. ¿Qué... están haciendo? —Decidió preguntar con un tono bajito en su voz, esperando no sonar entrometido o algo así.

—Oh, sólo algunas pequeñas tomas, aprovechando que el sueño no se les está dando por ahora. —Le respondió ella, tomando asiento nuevamente junto al par de chicas concursantes—. Te tocará a ti dentro de un par de días.

—Ya veo. —Asintió, sonriente. Le gustó eso de las dinámicas dentro del programa—. Nos vemos después. —Dio media vuelta después de despedirse. Sus ojos se cruzaron con los azules de Louis. Simplemente le sonrió y pasó a un lado de él. De repente se sintió muy nervioso como para atreverse a darle un agradecimiento frente a frente.

Aunque se arrepintió de ello al dar dos pasos más. ¿Debía regresar y hacerlo? No. No debía porque Louis lo alcanzó tan pronto como pudo en el elevador.

Tragó cuando lo vio subirse allí junto a él, cuando sintió su hombro rozar el suyo.

Las puertas se cerraron. El guardaespaldas que había conducido el vehículo todo el camino los dejó. Iban solos ahí.

—Uhm... —Se encontró diciendo—. Gracias.

—Uh hum. —Fue ese sonido lo que Louis respondió, aceptando el agradecimiento.

Un ding se escuchó justo cuando llegaron al piso en el que Harry se hospedaba. Dio un paso al frente, a punto de despedirse de él, pero Louis habló antes:

—Ven conmigo mañana. —Extendió hacia él una pequeña tarjeta de colores verdes.

Harry la aceptó al instante. Ni siquiera la leyó, solamente mantuvo sus ojos en los de Louis y asintió con suave lentitud. Salió del elevador y las puertas se cerraron más rápido de lo que su cerebro pudo trabajar en ese momento.

La tarjeta se mantenía entre sus dedos. Lo último que pudo ver fue la sonrisa de Louis. Esa sonrisa en la que apretaba sus labios y sus ojos se achicaban.

Esa imagen se estuvo repitiendo hasta esa mañana siguiente. Se mantuvo quieto en la cama por unos segundos después de haber despertado. Las palabras que el ojiazul había pronunciado con tanta delicadeza acariciaban en un interminable eco cada rincón de su recuerdo.

Wet Dream || (LS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora