La felicidad pende de un hilo demaciado fino... De la perfección que no existe, del equilibrio que pocos consiguen. Del no irse a los extremos y cual gimnasta de circo lograr hacer malavares sobre la cuerda floja. Incluso aquellas cosas que nos matamos por conseguir nos abruman en demasía. La felicidad? Es imposible que sobre, verdad? Pero incluso ser muy feliz me hace preguntarme si lo merezco, me hace recordar todos mis errores y pecados, las grietas que abrí en aquellos corazones... me recuerda mi miseria. Si, incluso ser feliz puede ser un martirio.
PD: Por supuesto que te mereces toda la felicidad del mundo y un poco más, así que silencia a esa maldita voz que diga lo contartio.
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Fantasías Delirantes de un corazón roto
PoesiaYo, que siempre fui corta de palabras, agradecí el arte de la caligrafía, fue mi salvación en muchos momentos, sobretodo cuando las palabras, incapaces de salir de mi boca, se acumulaban en mi cabeza provocando pensamientos dañinos de más-. Y desde...