Ese chico es de sol y primaveras. Hace revolotear las mariposas en mi interior. Reparte arcoiris y da alegrías. Es una melodía, un dulce melodía, que seduce, que embriaga. Esa que te hace repetir la misma canción una y otra vez, hasta que solo piensas en ella y no haces más que tararear su letra en tu mente todo el tiempo. Eso es él: una melodía que llegó a mí para devolverme sonrisas que creí perdidas; para dar paz. Para sencibilizar este duro corazón y hacerme llorar de emoción. Una que llegó para quedarse. De esas que no se olvidan jamás. De esas que quedan tatuadas en el alma.
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Fantasías Delirantes de un corazón roto
PuisiYo, que siempre fui corta de palabras, agradecí el arte de la caligrafía, fue mi salvación en muchos momentos, sobretodo cuando las palabras, incapaces de salir de mi boca, se acumulaban en mi cabeza provocando pensamientos dañinos de más-. Y desde...