La mujer estaba sentada intranquila sobre su cama, tenía sus manos entrelazadas sobre su pecho con la cadena de plata que su madre en alguna ocasión le había dado como regalo de cumpleaños a sus cortos diez años, era el regalo más valioso que había recibido en toda su vida a pesar de que ahora estaba envuelta en sábanas de seda de una fineza aún mayor.
Siempre había creído que el valor de las cosas nunca estaba en la cantidad de dinero que podían llegar a costar monetariamente, el momento lo valía todo y en aquella ocasión su madre fundida en la desesperación en un acto de amor profundo le dejó aquello para después huir. Había sabido poco tiempo después que a su mamá le habían volado la cabeza de un tiro y su cuerpo había sido encontrado en una bolsa de un río a las afueras de la ciudad.
Toda su vida tras ello se reducía a desafortunadas experiencias, desde que había llegado al prostíbulo de aquella mafia supo lo que era tocar fondo de la manera más infame posible. Sólo quería tener dinero para dejar de vagar cómo una cualquiera, aferrarse a un árbol que le diera frutos como ninguno para salir de aquel pozo sin fondo.
Gran error.
Las lágrimas que acostumbraban a brotar por sus hinchados ojos volvían a recorrer su demacrado rostro, sus dedos temblorosos acariciaban la plata húmeda y se giró desprevenida al sentir el sonido de la puerta.
-¿Mamá? - suspiró angustiada y soltó la cadena que cayó al suelo para acercarse a su hijo que la miraba curioso y un poco tembloroso. - ¿Por qué solo lloras? - él pequeño pálido de hebras pelinegras estaba algo cohibido, no hace mas de dos horas su papá nuevamente lo había tocado un poco donde no le gustaba y solo había atinado a correr a los brazos de su mamá cómo siempre lo hacía. - ¿Papá también te hace cosas feas?
La pelinegra se aguantó las lágrimas y se arrodillo a la altura de su hijo, acaricio lentamente su mejilla y lo cobijo en sus brazos sintiendo como el pequeño escondía su cabeza en el cuerpo ajeno.
-Papá es un hombre malo, Yoongi. -musito Joohyeon apenas acariciando los cabellos de su pequeño hijo. - Un hombre maldito, si algún día puedes sacarlo de tu vida, hazlo. - tenía un nudo en la garganta, no quería ser débil, pero todos aquellos meses le habían quitado las ganas de continuar con vida. -¿Sabes dónde está?
-Dijo que iba a irse y volvería después. - murmuró el pequeño, la pelinegra tembló y sacó al pequeño de su regazo para tomarlo entre sus brazos con una nueva sensación invadiendola. - ¿Mamá?
Hace meses que no se iba, nunca la había dejado sola y aquello la mujer lo tomaba como una señal dentro del infierno que vivía día a día y puede que por ello no lo haya meditado con claridad mientras tomaba a su hijo junto con unas prendas de vestir.
Agarro a su hijo con fuerza y se precipitó a las escaleras de la mansión, mirando nerviosa hacia todos lados le parecía increíble que ni siquiera un alma rondará por el extenuante lugar donde yacía cautiva hace ya años. No sabía cómo seguía en pie, cómo podía siquiera levantarse en la mañana y en cierta parte sabía que era por puro miedo.
Ni siquiera la existencia de su hijo le llegaba a importar en ocasiones.
Agarró el marco de la puerta con su mano derecha temblorosa, de la izquierda estaba firmemente agarrado el pequeño pelinegro que miraba curioso el comportamiento de su mamá. Abrió la puerta con rapidez, más el primer paso que dio fue el último al sentir la presencia infartante de Min atravesarle hasta el último de los sentidos.
Sus ojos daban miedo.
Soltó la mano de su hijo bruscamente y corrió hacia el único refugio que conocía, sabía que ir hacia su habitación la mataría pero aún así lo hizo porque tal vez en el fondo lo deseaba, quería que ese hombre acabara de una vez con su vida. Corrió desesperada sintiendo los pasos del pálido seguirla, respiraba con torpeza al llegar a la habitación y trató de cerrar inútilmente la puerta cayendo de bruces al suelo.
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Caught | Kookmin | Temporada Dos ♡
Fanfiction❝¿Se puede escribir un nuevo capítulo? La vida tras las rejas es mucho más difícil de lo que se piensa. Jimin no quiere olvidar y sus días se vuelven más y más opacos. ¿Quién será capaz de agregar un colorido a estos? ¿Él? Debía ser una broma de...
