Caught | Kookmin | Temporada Dos ♡

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El pelinegro miró a su alrededor cohibido, estaba claro que no era nuevo en el bajo mundo, pero nunca había sentido lo que era estar atrapado. Estaba atrapado, enjaulado por un año y tenía que crecer en ese tiempo.

¿Cómo se suponía que aprendería a hacerlo si estaba encerrado y no podía dirigir a nadie?

Frustrado apartó las lágrimas de sus ojos y examino su pequeña habitación, al parecer la compartía con alguien más. Genial, detestaba conocer a más personas y acá iba a tener que dormir con un idiota que no conocía de nada, no era como en la casa donde había crecido y dormía rodeado de chicos que poco conocía, solo bastaba un hola y un adiós.

-¿Quién carajos eres mocoso? - se giró con sus manos en sus bolsillos, por lo menos había podido conservar su ropa aunque no contaba con ninguna de sus armas obviamente. Suspiró sonoramente y arqueo su ceja.

-¿Acaso te importa imbécil? - cruzo sus brazos, el chico frente a él se carcajeo en el rostro del menor que apretó sus labios frustrado.

-¡Sun, Jae! Miren parece que ahora aceptan a niños de preescolar en el reformatorio. - el adolescente tatuado y con piercings frente al pelinegro llamó a sus compañeros que se acercaron riéndose al ver la estatura y rostro del menor. - ¿eres el mocoso de los Sung?

-¿Y qué si lo soy? - cohibido pero desafiante a la vez Jungkook apretó sus puños, si bien se las había arreglado en las calles de Busan no estaba acostumbrado a hacerlo solo, siempre estaba su equipo para ayudarlo. No pretendía confiar plenamente en los demás, pero no podía negar que su ayuda era esencial en el éxito de las misiones.

Pero Sung le había dicho que era el líder, ¿eso no quería decir que debía tomar una responsabilidad mayor? ¿A eso se refería Sung?

-A esto se refería el jefe Min cuándo dijo que el jardín de infantes de Sung estaba lleno de fracasados, mira donde estas después de un par de misiones. - uno de los chicos, alto y rapado negó con su cabeza mientras se carcajeaba.

-¿No estoy en el mismo lugar donde estás tú? - Jungkook sonrió con cinismo, el trío de adolescentes se miró entre si para volver a reírse del menor frente a ellos. - ¿Qué carajos es tan chistoso? - con torpeza dirigió un golpe al mentón ajeno qué lo detuvo con facilidad, se quejó mientras la mano ajena apretaba su muñeca con fuerza.

-Que perrita más insolente. - el pelinegro se quejó mientras intentaba soltarse inútilmente. - te tendremos que disciplinar para que aprendas un poco del mundo real. - lo empujó al pasillo húmedo y frío, se dio cuenta de que su habitación o más bien celda estaba cerca del patio y la gran mayoría de las personas que estaban recluidas estaban viendo lo que acontecia. Apretó su quijada, su menor problema iban a ser esos tres hombres, ahora todo el reformatorio lo tenía en la mira. - ¡Hay perra nueva, ayúdenme a disciplinarla!- gritó uno de los tres, los internos de a poco se fueron acercando divertidos por la situación.

El primer golpe llegó primero a su rostro, una patada certera en su abdomen le siguió después y tras otra patada en su espalda baja perdió la cuenta de la cantidad de golpes que recibió hasta que llegaron los guardias que como pudieron lo sacaron de ese montón de personas. Escupió sangre mientras lo arrastraban a un lugar oscuro y más frío que el resto del reformatorio.

-Compórtate niño o no vas a sobrevivir. - el guardia lo lanzó a una celda estrecha y cerrada, el pelinegro ahogó un grito de dolor mientras se encogia sobre su cuerpo.

-Tenía razón, no sé nada. - musito apenas en un susurro mientras sentía las lágrimas caer por sus mejillas. - necesito ser más fuerte, detesto sentirme así. - apartó las lágrimas frustrado y adolorido, sentía arder sus brazos aunque nadie le había quemado con un cigarro, era algo que siempre le pasaba. - prometo fortalecerme, ser capaz de dar una pelea y defender lo que quiero. - se encogió más por el frío y miró decidido la gris muralla.