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—No entiendo Yoongi, si no has hecho nada malo ¿porqué te persiguirian? — murmuró el rubio mirando con un mohín al más alto que negó acomodando el arma entre las pequeñas manos ajenas.

—El mundo es así Jimin, necesito que estés preparado para todo. — con el ceño medio fruncido el pelimenta se posiciono tras el rubio indicándole como mantener una postura adecuada. — sé que es difícil, pero aprenderás, después de todo eres brillante. — murmuró esto último sobre el oído ajeno, el rubio agacho su cabeza cohibido con sus mejillas encendidas.

—Yoongi, ya basta. — se giró chocando su mirada con la ajena, el pelimenta en un rápido movimiento le robó un beso al menor que casi deja caer el arma entre sus manos por la sorpresa.

—Es tu premio por la primera lección, Jimin. — el rubio anodado se encontró con los ojos gatunos qué le sonrieron. — ahora, ese blanco es tu objetivo, la puntería es cuestión de práctica, te aseguro que lo lograrás.

Pov Jimin

¿Qué había hecho?

Miré el arma entre mis manos, manos qué temblaban frenéticamente tras haber apretado el gatillo pese a que no era la primera vez que sostenía una. Acababa de dispararle a una persona (que odiaba, claro) y lo había asesinado con un certero disparo en la cien, había puesto en práctica aquello para lo que Yoongi me había entrenado.

Era un...

Asesino.

Mis ojos se aguaron y todavía con el arma en manos me arme de valor para evitar que las lágrimas bajaran por mi pálido rostro. Apreté mis labios, mis nudillos qué dolían por el frío mientras la cabeza me daba vueltas, no podía evitar ver el cuerpo del hombre que había matado una y otra vez, sentía mi estómago revolverse por el sobrecogedor escenario del que era protagonista de un momento para otro.

Desvíe mi mirada del cadáver como pude y vi el asombrado y maltratado rostro de Jungkook, la sangre brotaba de su abdomen, pero ello no parecía interesarle mucho. Sus ojos brillantes estaban puestos en mi, solamente en mi.

Yo Park Jimin. Un asesino.

Miré hacia todos lados asustado, temía qué alguien de parte de Chanyeol me hubiera visto y estuviera corriendo a acabar con mi vida tal y como yo había acabado con la de él. Sorprendentemente y afortunadamente para mi nadie había notado el disparo así como la muerte de Chanyeol, descontando a Jungkook qué tenia su mirada fija en mi, suspiré algo aliviado, pero me era imposible controlar los temblores frenéticos de mi cuerpo.

Sabía que una vez inicio todo este caos Namjoon junto a Seokjin se habían para buscar a infiltrados mientras Taehyung y Hoseok hacían lo mismo en otra parte. Yo me había alejado lo más posible procurando mantenerme a salvo hasta que vi a Jungkook a punto de morir y no pude evitarlo, necesitaba salvarlo.

Nervioso dejé caer el arma después de haberle puesto seguro  y me acerqué con mis piernas como gelatina hacia el malherido pelinegro, dejé caer mi cuerpo al lado de este y cobije con sumo cuidado el cuerpo en mis piernas para tener una mejor vista del moreno.

-Jimin ¿q-qué? - musito bajito el de ojos oscuros como la noche viendo la cercanía que tenía hacia él. -
- ¿qué hiciste?

Bajé mi vista y cerre mis ojos con fuerza para lograr de alguna manera, dejar ir la culpa que me carcomia. No era el momento para llorar, gritar hasta que la garganta se desgarra.

No, había aprendido de alguna manera, a ocultar el dolor y aprender a caminar con este, a perdonar y ser perdonado.
En prisión solo era un alma sin rumbo más, un alma que tenía cierta parte de esta desgarrada.

Caught | Kookmin | Temporada Dos ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora