CAPITULO 2

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Capitulo 2
La vida es de color negro
─═❦𝑫𝑨𝑹𝑰𝑬𝑵❦═─


—¡Ey idiota!

No, no voy a caer de nuevo en su estúpido juego.
Lo ignoré, cómo lo he estado tratando de hacer en estos malditos años.

—¡¿A caso eres sordo?!

Con todo pesar suspiré mirando al maldito infeliz. Alcé una ceja notando el café sobre el piso, conocía ese estúpido truco y me cansaba de repetirlo cada maldito y jodido día de estos años.

—Se a caído el café —expresó con burla—. Límpialo.

—No soy el conserje.

—¿A no? —indagó colocando sus manos sobre sus bolsillos—. Pensé que lo eras, esa ropa de pordiosero lo explica muy bien. 

Algunos otros idiotas se reunieron a él con risas. Odiaba este maldito empleo pero pagaban bien y no era precisamente por mi buen trabajo.
Odiaba a estos idiotas, creyéndose los mejores cuando era más en claro que solo estaban aquí por qué no tenían a dónde irse. Éste era el mejor bufet de abogados, eran un grupo de tarados creyéndose los mejores pero más de uno perdían los casos, rebajando el poder de este lugar.

—Ya lo sabes, a veces pienso si en verdad eres un idiota o no —fruncí mis labios—. No voy a limpiar algo que tú, obviamente, tiraste.

—Pero ese es tu trabajo, Anda Chiba, o me veré en la obligación a qué te despidan.

Me reí.

—¿Y tú quien te crees que eres? ¿El jefe? ¿El dueño de este lugar? No, solo eres parte de un grupo de idiotas llevándote el nombre por delante.

Diamante Black dio un paso hacia mí tratando de intimidar. ¿Qué piensa? No soy tan cobarde para retroceder, se tratar a idiotas como éste.

—No voy a soportar que me faltes al respeto.

Hice una mueca.

—Uy, demasiado tarde Black.

—¿Te crees muy gracioso Chiba?

—Un poco si —le sonreí—. ¿Tu no, Black?

Me divertía con este idiota. Su temperamento era como un fósforo, lo encendías en segundos, además era él quien terminaba haciendo el ridículo en todo esto.

—¿Quién eres en este lugar? Solo eres un maldito idiota que se gana la vida haciendo estupideces.

Auch. Un golpe bajo para mí pero no era el momento en darle la derrota, era el mejor momento para darle mi mejor jugada.

—Talvez, pero soy el idiota que arregla tu computadora cada vez que entras en páginas Porno.

Escuché un par de risas de los otros hombres.
Si, justo le había dado en su mayor vergüenza.
Diamante ‘el idiota’ Black se había puesto tan colorado que incluso las puntas de sus orejas cambiaron de color.
Sonreí triunfando en esta ronda.

—Maldito hijo de perra.

Estaba a nada de recibir su golpe y claro que yo no me iba a quedar atrás, se lo iba a devolver pero la voz de Beryl Scott interrumpió tomando el control de todos aquí. De la nada todos fueron hacer sus labores no sin antes darnos una leve mirada.

—Señor Black, ¿No sé supone que usted debe estar en su despacho analizando el caso que se asignó?

—En eso estaba Señora Scott…

—Señorita —le interrumpió Beryl mirándome de reojo—. Sigo siendo Señorita.

Señorita, si claro.
No lo negaba, tenía buen cuerpo para una mujer de su edad y era atractiva pero no era de mi gusto. La había rechazado Durante estos años y esperaba a que me despidiera cuando me negué aceptar su “cena en su departamento”. Ya tenemos en claro para que era esa cena, pero al parecer se aferra a lo que quiere.

Hasta Que La Vida Nos SepareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora