Hasta Que La Vida Nos Separe

CAPITULO 39

CAPITULO 39
MADRE E HIJO
─═❦𝑺𝒆𝒓𝒆𝒏𝒂❦═─

Tomé a Darren entre mis brazos dándole el biberón mientras me movía sobre la habitación.
Todo estaba oscuro, salvo por la lámpara de estrellas y la luz de la luna que se filtraba por la ventana.
Eran las 4 de la mañana, Darren se había despertado buscando su comida, al menos ya estaba acostumbrado a tomar biberón y no pecho.

Bostecé, no por el cansancio en despertarme a esta hora sino porque para mí, el cansancio ya era a todas horas. Me sentía cansada por todo, ni siquiera podía hacer algo pesado porque de forma inmediata me sentía tan débil.
Toda culpa la tenía el Linfoma. Quería culpar a la Leucemia pero eso era punto y aparte. Había bajado repentinamente de peso, otros tres kilos en este mes y eso era alarmante. Comía lo que podía pero en segundos lo desechaba. Hacia mí mayor esfuerzo en verme bien pero creo que ya todos han notado el cambio en mi cuerpo. Mi ropa ya me quedaba floja, se me caían los pantalones, tuve que usar más vestidos y así disimular un poco pero, ya era demasiado tarde.

Todos se empezaron a preocupar por mí, Mi madre no dejaba de insistir en acompañarme para los chequeos mensuales, le negaba la entrada. No quería traer más preocupación.
Papá solo me miraba con dolor, él sabía la verdad, y me dolía verlo de esa manera.
Zafiro y Hotaru me daban buenos ánimos pero yo solo les agradecía por el apoyo, pero Darien…Darien era el único que estaba a mi lado las veinticuatro horas del día. Estaba ahí animándome a comer y se alegraba cuando no desechaba la comida, se esforzaba para hacer un tipo de paseo que involucrara la condición física, todo para que yo disfrutara un poco más.

Cómo me gustaría decirle que todo lo que hace, no podrá mejorar nada de mí. Hago mi esfuerzo en ser fuerte, en mostrarme que estoy perfectamente bien pero cuando todos duermen tengo la oportunidad en dejarme caer. Normalmente suelo venir a la habitación de Darren y llorar en silencio. No quiero preocupar a nadie, no quiero que lo que me sucede a mí afecte en la vida de ellos. En especial en la de Darien.
Me gusta verlo sonreír y reírse cuando está con los niños, ¿Quién iba a imaginar que ese hombre gruñón y solitario ahora esté haciendo bromas y jugando con una niña de cinco años?
Darien tenía una hermosa vida por delante, estaba a nada de saber si quedaría en la carrera de médico. Se le veía nervioso y entusiasmado, por esa razón no le he dicho nada de mi última consulta.

—¿Estás segura de ello? Hacer esto correrá demasiados riesgos. —Jackson me miró—. Sere, soy el médico y te recomiendo que no lo hagas. Si agrego lo que me estás pidiendo es demasiado para tu cuerpo, a penas sobrevives con lo que te está pasando, si le sumo otro tratamiento estoy seguro que será demasiado pesado para tu cuerpo. Caerás.

Suspiré.
Es lo que había pensado, deseaba hacer la quimioterapia una vez más y así alargar más mi tiempo de vida pero con los análisis y la sabiduría de Jackson sabía muy bien que era demasiado para mí.
Quería vivir un poco más, disfrutar de mis hijos, mi familia.
Bajé la mirada sintiendo las lágrimas recorrer por mis mejillas.
Jackson respiró con profundidad.

—Bien, puedo hacer lo que me pides pero debo quitarte el medicamento junto con el otro tratamiento. Aquí hay que tomar en cuenta dos cosas Serena. —señaló—. Uno: al quitarte el medicamento, tu cuerpo se acostumbró y al quitarlo lo querrá de nuevo haciendo que tú cuerpo reaccione como algo necesitado. Dos: hacerte la quimioterapia ocurrirá lo que tú muy bien sabes. Tu cuerpo reaccionará de forma brutal pero dejaremos que se acostumbre poco a poco. —esta vez me miró con absoluta seriedad—. Serena, he llevado tu caso por estos cinco años, se lo difícil que es llevar todo esto en ti pero el cáncer, es cáncer, no existe cura y a pesar de que hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos, lo que ocurrirá ya todos lo sabemos. Sobreviviste al cáncer hace tres años, lo creímos eliminado pero te ocurrió la recurrencia. Regresó, tuviste la fortuna de llevar tres años más de vida pero…