8. Tiempo Valioso

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Derek

-Te preparé un Sándwich, supuse que tendrías hambre. -Debi aparece en mi pequeña oficina con un plato en la mano. Giro mi silla y la observo con una sonrisa.

-Parece que me lees la mente.

-Llevas toda la tarde aquí sentado, era un poco obvio que te entrarían ganas de una botana. -dice tomando asiento en mi regazo. Tomo su mano. Donde permanece su anillo de compromiso y beso sus nudillos para luego darle un bocado a mi Sándwich.

-Está muy bueno. -digo luego de tragar el bocado.

-¿No quieres descansar un rato? Me duele la espalda de solo verte.

-Quiero terminar los planes lo antes posible. El director me los está exigiendo para poder corregir y asignar los horarios de clases.

-Si quieres, vemos una película y luego te ayudo. Solía ayudar a mamá muy seguido antes de que se jubilara. -alza su mano y limpia la comisura de mi boca con su pulgar.

-No sé, pero podrías ayudarme ahora y luego vemos la peli, así no estaré pensando en clases.

-Bien, ¿qué te falta? -giro la silla hacia la computadora y ella comienza a teclear lo que le dicto mientras como.

Ser profesor de biología no era algo que realmente me agradaba pensar, pero actualmente lo soy y no está tan mal, trabajo con niños de primaria a penas y no me quejo, me gustan. Además creo que soy el favorito de los chicos, casi nunca me causan problemas, probablemente porque siempre encuentro maneras interactivas de enseñarles. A veces se pelean por responder mis preguntas y he manejado calificaciones muy buenas de todos mis salones.

Por ahora me va bastante bien con eso, no me quejo, aunque realmente no pienso mantenerlo toda la vida ese trabajo, aspiro a más, ya que la paga no es tan buena que digamos, sí, es suficiente y tengo ingresos online que me mantienen donde estoy. Con mi maestría podré llegar a algo más alto en un futuro.

Pero por el momento intento no pensar demasiado en ello, ahora mismo, enseñar es mi prioridad.

-Listo, ya está enviado. -Debi indica una vez le dio enter al correo para enviárselo al director de la escuela.

-Eres la mejor. -me abrazo a su cintura por la espalda y hundo mi cara en su cuello.

-Es una de las ventajas de criarme con una profesora. -No la veo, pero sé que sonríe.

Procede a acariciar mi cabello desde esa posición y beso su mejilla, justo en el lugar de uno de sus hoyuelos. Dejo mi barbilla en su hombro y sonrío.

-¿Cómo van los planes de la boda? -le pregunto curioso.

-Sabrías si te involucraras un poco más.

-Te estoy dando la libertad de hacer la boda de tus sueños, si algo te gusta, seguro a mí también me gustará.

-Igual me gustaría saber tus opiniones, ¿sabes lo indecisa que soy? María, ni mi mamá ni casi nadie puede venir a ayudarme siempre, además no es solo mi boda, es nuestra. -gira más su cabeza y su cuerpo para encararme. Me alejo de su hombro y suspiro.

-Tengo cero creatividad para estas cosas, Deb. No puedo aportar mucho que digamos.

-Igual quiero que te involucres. -tuerce la boca.

Suspiro.

-Podría ayudarte a elegir el sabor del pastel. -sonrío.

Suspira.

-Iré a hacer palomitas para la peli. -se levanta de mi regazo, toma el plato vacío de mi escritorio y se retira de la habitación.

Realmente entiendo su punto, pero la realidad es la que dije, no soy nada creativo para cosas que tengan que ver con eventos, menos de este tipo. Elegir flores, colores, listones o cintas, no sé nada de eso, por eso intento no entrometerme, dejárselo a ella. Aunque creo que eso la está estresando bastante, cada vez falta menos tiempo para la fecha en la que se apartó el local.

Siempre Juntos Chicos (SC Libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora