Epilogo

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Lucy

La boda se celebró a finales de ese mismo año, con toda mi familia presente, incluyendo a la de Nueva York. Fue la primera vez en años que volví a tener a todos mis hermanos en un solo lugar al mismo tiempo. Derek acababa de regresar de Australia y Debi de Alemania. Como era diciembre, Alex estaba en casa, al igual que los gemelos, que acaban de comenzar la universidad.

Nico y yo queríamos hacer una celebración pequeña e íntima, pero como siempre he dicho, mi familia es enorme y solo ellos hicieron que fueran un montón. Cada vez la mesa se expandía hacia nuevos integrantes y Nico ya era oficialmente uno.

Recuerdo estar en el altar, con todos viéndome a mí y a Nicolás. Mis hermanos estaban ahí, en las primeras filas de asientos, cada quien al lado de alguien importante en aspectos románticos o amistosos. Rubén con Azura, Derek con Debi, Tomás con Tere y mis dos sobrinas, Amber y Betsy, Alex con Hattie, Dan con Thaly y Dylan con Jayce. Todos viéndonos con orgullo, felices de que nosotros estábamos cumpliendo con una nueva meta.

Felices de que nosotros lo éramos.

Y yo me sentía contenta, no solo porque estaba por casarme con el amor de mi vida, sino también porque todos ellos están aquí conmigo.

El día acabó y la fiesta también. El sol estaba cayendo por el horizonte. La playa en donde mi esposo se declaró por primera vez, fue el lugar perfecto para el evento. El atardecer ese día fue hermoso, como nunca lo había visto. Eso que al vivir en la costa ha hecho que vea varios a lo largo de mi vida.

-Tan hermoso como mi esposa. -Nico me dijo mientras me abrazaba por detrás. Escuchaba las voces de los invitados no muy lejos, pero sí lo suficiente como para tener privacidad con él.

-Este día ha sido perfecto, ¿no crees?

-Sin duda alguna lo ha sido. El clima, la boda… tú.

Sonreí.

-Nosotros. -agrego.

-Lamentamos interrumpir tortolitos. -escuché la voz de Tomás detrás de nosotros.

Volteo a verlo, pero no estaba solo. Mis seis hermanos estaban ahí, reunidos casi en una fila frente a nosotros, con sus trajes puestos, aunque las corbatas ya deshechas y el pelo revuelto. Tan despreocupados y aparentemente felices.

-¿Pasa algo? -les pregunté.

-Bueno, ya saben que los Roberts tenemos ciertas tradiciones. -Rubén comenzó.

-Y después de una charla, decidimos hacer unos cambios. -Derek continuó.

-Eso porque hoy es un día especial. -Tomás dijo alzando una mano.

Los observo y los seis comparten una mirada cómplice, una que ya he visto centenares de veces, sabiendo que se trata de otros de sus planes. Esta vez, no tengo intenciones de huir.

Los seis se acercaron a nosotros casi corriendo y nos alzaron tanto a Nico como a mí mientras aclamaban nuestros nombres en voz alta. Nos tiraron hacia arriba y nos volvían a atrapar múltiples veces y yo no tenía miedo de que me dejaran caer, porque sé que jamás lo harían.

Ambos reímos ante la ocurrencia de hacer esto. Sin duda alguna mis hermanos son increíbles, aunque no se los diré.

Al acabar, mis pies tocaron nuevamente el suelo y terminé sentada sobre la arena, recuperando el aliento, sin preocuparme por ensuciar mi vestido de novia.

-Chicos. -les dije una vez estaba de nuevo de pie. -Quisiera decirles algo.

-Di lo que quieras, pulguita, es tu noche. -Rubén me dijo.

Siempre Juntos Chicos (SC Libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora