15.:lo que merezco:.

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No sabía nada de él, la primera semana lo llamaba a cada 5 minutos y ahora nada, debía estar a full ejercicio para no tener tiempo de llamarlo, sin duda al volver encontraría a un Jimin tonificado, bien vestido y a su completa disposición, bien había hecho al tratarlo de aquella forma por estos años, ahora tenía a alguien iluso y manejable a su lado.

Lo mejor de todo, tendría el dinero que la venta de la pastelería, que era lo que necesitaba ahora, casi le da un infarto cuando los accionistas le informaron del quiebre, no había más dinero.

Por eso su insistencia en que su maridito vendiera ese local, con lo que le dieran, podría reactivar su empresa y así no depender del dinero que Jimin ganaba, cada tanto buscaba en internet el aviso de venta que su esposo había publicado, tenía buenas ofertas solo esperaba que el tarado no lo vendiera barato.

Se juntaba a diario con aquella ilusa que creía que él dejaría todo por estar con ella, dejar a Jimin sin duda ya no sentía lo mismo por el rubio, pero de ahí a dejarlo, no, como fuera el enano era suyo, bien sabía lo que causaba en las personas quien lo conocía lo deseaba porque su forma de ser era llamativa sumado a esa belleza exótica, misma que él menos preciaba para que no se saliera de sus manos.

Miraba el cuerpo de aquella hermosa chica que había sido su compañera de cama este mes, le había hecho el amor de todas las formas conocidas, sin duda la mejor de sus conquistas, sin mencionar que ella le había dado su primera vez.

-Bien veamos si al fin tengo al esposo que merezco - estaba fuera de su casa, el mes había pasado rápido y esperaba que ahora al entrar estuviera el rubio sexy que tanto le había gustado cuando lo conoció y más aún que ya tuviera el dinero de la venta del local- Jimin! - grito, dejó la maleta y caminó hasta la cocina, nada, subió a la habitación y tampoco, la cama estaba como sí hace mucho nadie durmiera en ella, algo le pidió revisar el closet - pero qué carajos- la ropa de su esposo no estaba.

Bajó y recorrió la casa entera, pero nada ni rastros del rubio, miro la hora eran pasadas las 9 de la noche, buscó su móvil y marcó el número, estaba apagado, solo en ese punto noto algo sobre la mesa del comedor, un sobre grande.

Lo abrió y no creía lo que leía, tomó el sobre y lo sacudió un poco, algo cayó haciendo un ruido, algo curioso, era la sortija de matrimonio del rubio.

Con rabia tomó su móvil otra vez y marco.

-Kris, hola, necesito tu ayuda con algo- empujaba su mejilla con su lengua - bien nos vemos en tu casa - guardó el móvil y salió rumbo donde aquel Kris- si crees que te librarás de mí, así de fácil, estás muy equivocado amor -

Llegó a aquella oficina y le entregó los papeles que traía en la mano.

-Hasta que se aburrió de ti, quién lo diría-

-No es gracioso Kris, necesito hacer algo, no puedo divorciarme-

-Debiste pensarlo antes de engañarlo-

-¡No estoy jugando! - dijo furioso su amigo lo miro- necesito seguir casado ni así me dejé todo, podré arreglar el desastre que hay en la empresa- el otro miró los papeles y las fotos adjuntas.

-Pues no hay mucho que hacer, tiene pruebas de tu falta, lo mejor es aceptar, Si haces una contra demanda no conseguirás nada-

-No dejaré a Jimin!!- el contrario suspiro.

-Déjame ver que puedo hacer, pero no te prometo nada, oíste-

Salió de aquel lugar con la rabia viva, el rubio no estaba, le había pedido el divorcio y no solo eso, alguien le había contado y mostrado lo de sus aventuras, marcó un número más en su móvil.

-Quiero verte - su mirada era odiosa- en el lugar de siempre- se subió a su auto y llegó hasta aquel motel, donde aquel joven lo esperaba.

Lo penetró sin cuidado alguno, golpeaba su trasero con fuerza, lo tenía amarrado de las manos, y amordazado, eso no era consensuado, era una violación, el menor lloraba su entrada ardía y podía sentir la sangre salir.

-No te gusto ir y contarle todo a mi esposo- dijo cerca de su rostro- creíste que me quedaría contigo acaso? - le dio dos cachetadas y volvió a embestir con más fuerza, mordió sus pezones hasta hacerlos sangrar- a ver si así entiendes quién manda-

Habían despertado al villano de la historia, uno que no tenía piedad.

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~Un Amor, No Tan Dulce~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora