1.: Un hermoso cuento :.

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Fue a esa fiesta solo por cumplir, la verdad odiaba salir, pero era el cumpleaños de su jefe y los había invitado a todos sus empleados, así que no le quedó de otra.

Kai lo notó en cuanto entró, delgado pero con sutiles curvas, sin mencionar su rostro de niño.

-Oye ese quien es? -

-He?- miró en dirección a donde veía su amigo - ese es Jimin -

-Es muy lindo-

-Si, pero mejor ni intentes kai -

-Por? -

-No habla con nadie, de hecho que raro que haya venido -

Se acercó de a poco, hablando con uno y otro hasta que llegó a su lado.

-Disculpa - el rubio lo miro-¿tienes frío?-estaban en el patio y Jimin solo traía una camiseta algo delgada, no pensó que se quedaría tanto tiempo así que no llevó algo abrigado.

-Un poco- respondió sonriendo, Kai callo sin pelear en los encantos de Jimin, como todo un caballero quitó su abrigo y se lo dio, haciéndolo sonrojar.

-Mejor? -

-Mucho mejor, gracias - la química fue casi inmediata.

Desde ese momento Kai frecuento a Jimin cada día, sin falta lo llamaba y mensajeaba, lo invitaba a salir, siendo rechazado la mayor parte de las veces, hasta que al fin aceptó, siendo ese el primer día oficial de su historia de amor, misma que inició con un dulce beso.

La noche que se entregó a él fue linda, Kai cuidó cada detalle haciendo a Jimin sentirse único, a sus ojos Kai era el hombre perfecto, no había duda, por eso cuando este le pidió matrimonio no lo dudo, acepto a ojos cerrados.

El primer año de matrimonio viajaron mucho, recorrieron todos esos lugares que Jimin siempre había querido ver, las vistas más bellas y las noches más románticas, Kai venía de buena familia, podía darse esos lujos y mucho más, sobre todo cuando heredara la pequeña empresa de su familia.

Su marido siempre admiraba mucho el buen cuerpo que este tenía, le compraba trajes entallados luciendo su linda figura, en especial ese redondo trasero, el cual adornaba con finos encajes, era la envidia de sus amigos y conocidos, por tener a un hombre como Jimin a su lado.

-Te ganaste el premio mayor sin duda, Kai-

-Jimin es hermoso, como se fue a fijar en ti?-

-Reconoce lo bueno, sabe que soy lo mejor para él -

-Pues más te vale lo cuides porque cualquiera se tienta amigo - sin duda ser el centro de atención por su esposo lo hacía sentir superior.

El segundo fue de cambios, compraron una casa más grande, cambió de barrio, cambió de trabajo, Jimin había dejado su trabajo de oficina para dedicarse a su sueño, tener una pastelería, amaba cocinar, y comer, aunque esto último era supervisado por su esposo que no quería verlo gordo, decía que gordo no le gustaría a nadie, incluyéndolo a él, siempre a modo de broma.

Así que luego de jurar por todos los dioses que no subiría ni un gramo, este le permitió cumplir su sueño.

Gastó todos sus ahorros, en el local, la maquinaria y lo necesario para comenzar, fue un éxito desde el inicio, tanto por la calidad de los productos como la amabilidad de Jimin.

Para el comienzo del tercero la pastelería, había recuperado toda la inversión, Jimin había trabajado duro para lograrlo, tanto que se descuidó un poco, no tenía sobrepeso, incluso se veía bien con algo más de carne en los huesos, pero su esposo no lo veía de aquella manera.

-Mañana entras al gimnasio, sabes que no me gusta como te ves así, Jimin-

-Amor tengo un pedido grande, no puedo llegar tarde o no lograré dar con todo -

-¡Me dijiste que esa estupidez no te cambiaría! -

-Y no lo ha hecho, solo ha sido un kilo amor, te juro, luego de esto me pongo al 100 - puchero, y puede parecer banal, tal vez hasta ridículo, pero la apariencia en algunas personas es importante, tanto que están dispuestas a todo por verse y tener a alguien que cumpla con sus expectativas a su lado.

-Más te vale, tengo una comida en dos semanas con unos inversionistas y quiero impresionarlos, sabes bien que tú eres mi carta ganadora, todos caen por tus encantos-

Se sentía extraño, era manipulación, pero para el menor eso le sonaba a preocupación por parte de él, quería que estuviera bien, solo era eso.

-Prometido mi amor - se acercó y dejo un beso en sus labios- voy a ducharme para preparar la cena si- sonrió logrando que su amado lo hiciera.

-Y si te acompaño? - Jimin sonrió coqueto y corrió hasta la ducha, donde dieron rienda suelta a su amor.

¿Si Jimin vivía un hermoso cuento, qué malo puede pasar?

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~Un Amor, No Tan Dulce~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora