19.:Dolor:.

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No había algo que no le doliera, no había parte de su cuerpo que no tuviera una marca, no había lugar donde meter tanto dolor, tanta humillación, por momentos solo quería morir.

Lo supo en el momento en que el auto se detuvo en un lugar que él no conocía, estos serían sus últimos momentos.

-Esta no es la casa -

-Claro que no amor, que pensaste que te llevaría para que tus novios fueran por ti - rio- no soy tan estúpido Jimin -lo vio bajar y seguido abrió la puerta para que él bajara- sales por las buenas o te saco por las malas -

Bajo lento, tratando de alargar el momento lo más que pudiera, pero Kai lo tomó del brazo y lo jalo hasta dentro de aquel lugar, un cuarto de motel alejado del mundo, perdido en una carretera.

Una vez dentro sintió el golpe en su espalda, mismo que lo dejó en el suelo.

-Criste que no me daría cuenta de que te estabas revolcando con ese imbécil?-

-No soy como tú...- una patada silencio toda palabra, dejando solo un quejido de dolor.

-No tendría que haber buscado placer en otros si mi esposo me lo hubiera dado -

-Kai no hagas esto...- otra patada con la punta de aquel duro zapato de cuero, vio un par de dientes salir volando de su boca.

-Rogarás? - lo tomó del pelo- me vas a rogar en serio- lo beso con más fuerza de la necesaria, mordiendo y chupando, hasta que el sabor metálico de la sangre se hizo presente- quiero oírte rogar Jimin- lo soltó con fuerza haciendo que chocara en el suelo.

-Déjame ir...- lloró, se sentía vulnerable, temblaba sin control la boca, le dolía, temía por su vida.

-Que, no puedo traer a mi esposo a un motel para pasar un momento íntimo- apretó el puño y golpeó el estómago del rubio, sacando el aire- ha!!?-grito

El rubio tosió tratando de recuperar el aliento, pero no tuvo tiempo, sintió los punos de Kai en su rostro y cabeza, sin detenerse.

-Querías dejarme, no es así? - cayó al suelo- creíste que seria facil, he?-

Se puso sobre él y le dio de golpes en la cara, sintió la nariz romperse, el rubio como podía se protegía, pero kai tenía más fuerza, tomó su mano y la dobló de tal manera que la muñeca no resistió la presión.

-Ha!! - el grito fue desgarrador, le había quebrado la muñeca - ha!! Lloraba desesperado.

-Dime amor, te la metió ese imbécil? - lo miro con asco, se retorcía igual que un gusano en el suelo, tosiendo y escupiendo sangre - te gusto que otro te la metiera amor? -

-Para...- le dio de patadas en el suelo hasta que se cansó y no conforme con su cinturón le dio varios golpes más, estaba fuera de sí, lo tomó nuevamente del pelo.

-A ver si esto te gusta amor- a jalones lo llevó hasta la cama donde con furia le quitó los pantalones y los boxer - a ver qué tanto aguantas este amor mío -

Metió sus dedos sin cuidado alguno en la entrada del rubio, en seco y no uno, los 5 de un golpe, el rubio se retorcía y gritaba de dolor, aquello ardía, sentía que estaba partiéndose a la mitad.

-Haa!! -

-Eso, amor grita para mí, que todos sepan a quién le pertenecen- de alguna forma logró que parte de su mano cayera en aquel agujero, movía la mano sin cuidado lastimando y desgarrando.

-Para!!-

-Parar? - dijo en burla - a él le pedían que parara acaso? -arremetió con más fuerza logrando al fin meter la mano por completo, el esfínter del rubio no soporto boto todo lo que tenía dentro- pero asco, maldito cerdo - quito la mano y volvió a los golpes - eres un cerdo horrible, nadie te quiere y lo sabes -

Dolor, la curiosidad del dolor es que después de sentirlo por tiempo prolongado se vuelve algo tolerable.

-Kai...-

-Cállate maldita sea! - dos bofetadas - te aguante 7 años, soporte sus horribles sonrisas, tus malditos caprichos, no me pidas que aguante tu horrible voz un segundo más! - tomó la ropa interior del rubio, la metió en la boca- ahora amor, nos vamos a divertir, ya verás -

Sé bajo su ropa y sin cuidado se metió dentro de él, tomo sus manos haciendo que la muñeca le doliera como el infierno y las puso sobre su cabeza, mordió su cuello, hasta hacerlo sangrar, tomo el penx del rubio y lo masturbo de forma brusca era más dolor que placer, por momentos le apretaba el cuello hasta casi dejarlo sin aire, era una tortura en toda la palabra.

Fueron días, los que el rubio soporto humillaciones y felaciones aberrantes, kai metió de todo en el ano del menor, desde botellas hasta fierros, Kai se vio a si mismo disfrutando de aquella tortura, hacerlo llorar, verlo gritar, pedir piedad, rogar porque se detuviera, tenía la cara deformada por los golpes, la muñeca roja por la falta de atención, pero nada lo detenía, su esposo quería que supiera quien mandaba y así lo lograría.

Jimin nunca más desobedeceria sus palabras, así le pidiera la cosa más estúpida del mundo, lo estaba domando para su diversión.

-Qué rico amor hacerlo así, y que grites -

-Bas... Basta... -sentía que ya no podía más, su mente le trajo solo un recuerdo, un último recuerdo.

Cuando se aburrió de violarlo, volvió a los golpes, hasta que el rubio sin más fuerzas se dejó llevar, fue un golpe fuerte, tanto que el rubio cerró los ojos para ya no volver a abrirlos.

-Jimin- lo movió, pero este estaba lacio - Jimin? -se acercó hasta su rota nariz, pero no parecía que respirara - demonios- y como todo buen cobarde se vistió, tomó sus cosas y se fue dejando el cuerpo del rubio en un charco de sangre.

Cuando la chica que limpia las habitaciones después de los encuentros de los clientes abrió la puerta, dio el grito más grande de su vida.

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~Un Amor, No Tan Dulce~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora