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AÑO 2004 SANTIAGO DE CHILE

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AÑO 2004 SANTIAGO DE CHILE

No hay explicación a la pérdida de un ser amado, el mundo se nos detiene y pensamos que es un mal chiste, que al rato nos dirán "ES UNA BROMA" no lo aceptamos y pasa tiempo para que lo hagamos. Luzmarina estaba sentada frente a la camilla mientras sostenía la mano de su amada madre Luz, con 15 años sabía que no había cura para la situación de la mujer pero tenía algo de esperanza que volviera con ellos a casa, nada más alejado de la realidad. Su padre le sostenía de los hombros sintiéndola quebrarse poco a poco, miraron al frente para descubrir a la mujer sonriéndoles a ambos.

-Ven aquí mi niña hermosa- La adolescente se levantó del asiento suavemente para acercarse –Mírate, ya cumpliste tus 15 primaveras, ojalá el tiempo me alcanzara para verte convertirte en una mujer- Luz estalló en lágrimas mientras las manos de su madre la sostenían.

-¿Por qué?- Andrés, su padre se sentó para hundir la cabeza en las manos que temblaban de la impotencia, el no poder salvar a la mujer que ha amado durante años ininterrumpidos.

-Mamá...- Ocupó un pequeño espacio en la camilla mientras tomaba asiento y abrazaba a la mujer que la trajo a este mundo –Es tan injusto...-

-Desde el primer momento que me dijeron que tenía cáncer supe que no me quedaba mucho tiempo con ustedes, por eso me propuse vivir al máximo y disfrutar de mi hija y esposo- Secaba con sus dedos las densas lágrimas que caían de los ojos de su pequeña –No me arrepiento de lo que ha pasado, quiero que vivan a partir de ahora con mucha esperanza, mi muerte no debe ser motivo de odio, al contrario, espero que les de muchas más ganas de vivir- Andrés las rodeó con ambos brazos para dejarse ir en un llanto que cargaba mucha amargura.

-Dios... no te puedes morir ahora Luz, te necesitamos tanto- Un beso suave en la mejilla del hombre lo hizo mirarla, su mujer siempre tan fuerte y decidida, no podía creer que se estaba despidiendo de la que por años fue su compañera, amante, amiga y confidente.

-Pero así lo decidió el Señor... Luz mírame- Con su mano sostuvo las mejillas de su amada hija que no paraba de llorar –Quiero que vivas como una mujer fuerte, quiero que seas muy fuerte y que sepas que puedes superar cualquier problema. No quiero que vivas lamentándote o culpándote, ayuda todo el que puedas sin esperar nada a cambio, ama sin arrepentimientos y no le guardes rencor a nadie, estudia lo que más te guste y ama hacerlo, recuerda que te amo y que siempre lo haré- Un beso en cada frente los hizo cerrar sus ojos y fundirse en un cálido abrazo –Nunca olviden que los amo a los dos, vivan y vivan bien-

Con un cáncer de útero en fase 3 y con metástasis en todo el cuerpo solo le daban unas horas de vida a Luz. Esa tarde dejó el mundo rodeada de sus dos amores y compañeros durante sus 43 años. Luzmarina abrazó el cuerpo de su madre mientras lloraba desconsolada ¿Por qué su madre? ¿Por qué ella justamente? Su padre la sostuvo con fuerza, sintiendo como su hija se quebraba y gritaba con un dolor profundo, no entendía porque le habían arrebatado a alguien tan amado como su madre.

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