¿𝘽𝙖𝙧𝙧𝙚𝙧𝙖𝙨? 𝙀𝙨𝙤 𝙣𝙤 𝙚𝙭𝙞𝙨𝙩𝙚 𝙘𝙪𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙝𝙖𝙮 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙙𝙚 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝗹𝗹

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-Voy a llamar al médico señor Meindert- Acariciaba ese castaño cabello a medida que yacía sentada a su lado.

-No quiero un médico, sólo estoy resfriado- Tosía con fuerza para luego recostarse en su piernas y abrazarla.

-Es necesario, debe revisarlo completamente- Hizo ademán de levantarse pero no la dejó –No me retenga que igual lo voy hacer-

Hace dos días que Meindert estaba enfermo por un virus de gripe y se negaba a salir de la casa a ver un doctor pero Lola era ella y así fuera obligado lo iba hacer verlo. Se levantó dejándolo quejándose en la cama para luego llamar al médico.

-¿Doctor Lewis?-

-El mismo habla ¿Quién es?-

-Mi nombre es Lola soy de la servidumbre de la casa Beekhof, llamo para avisarle que el señor de la casa está enferme y me gustaría que estuviera lo más pronto posible aquí-

-Enseguida salgo para allá señorita-

-Muchas gracias- Cortó el teléfono para subir hasta la habitación, abrió las ventanas apagó el aire acondicionado para que sudara la fiebre que tenía –Ya viene el médico, así que vamos a tomar un baño-

-Vale- Se levantó para meterse en la ducha, se sentía fatal y cansado por lo que se duchó poco a poco. Lola se introdujo en el baño para abrir la puerta.

-A ver déjeme ayudarlo- Tomó la esponja para luego ayudarlo a frotar todo su cuerpo –Está hirviendo y no quería ver un médico- Lo regañó para luego ayudarlo a mojarse.

-Ya... Deja de regañarme- Bufó molesto para salir del lugar, se colocó una camiseta blanca y un pantalón de chándal azul.

El médico llegó para saludar a todos y disponerse a examinar al holandés. El diagnóstico fue un resfriado común fuerte, mucho descanso y sopas junto a los medicamentos que le recetaron. Lola lo recostó en el colchón para luego arroparlo y besar su frente. Meindert la jaló contra él y recostándose en sus piernas la miraba, esa mujer había cambiado su mundo completamente y no quería perderla para nada. Ella le sonreía cantándole varias cancione, los medicamentos llegaron al poco rato, Lola se los dio con un vaso de agua para luego suspirar.

-Le voy hacer una sopa que me hacía mamá para levantarme rápido-

-¿Qué clase de sopa? Me como todo lo que me des-

-Ya verá, visitaré el mercado latino ya regreso-

-No, manda a alguien que lo haga por ti-

-Dije que iré yo, quédese quieto y duerma hasta que regrese-

Meindert se indignó y ello se reflejó en su cara, Lola besó su mejilla para luego levantarse y tomando una canasta salió al mercado que estaba al otro lado de la ciudad, duraría fuera un buen rato pero que más daba, Berenice lo cuidaba muy bien mientras ella no estaba. Martín estaba en la escuela y llegaría en unas horas, se sintió muy aliviada de todo lo que estaba pasando, su pequeño tenía más juguetes y Meindert estaba desarrollando un vínculo con ese niño muy especial.

-Ya estoy en casa- Pasó para encontrar a Berenice riéndose -¿Qué sucede mi señora?-

-Pues que está peleando solo porque no has llegado-

-Este hombre...- Subió para encontrarlo acostado y abrigado, giró al verla para luego refunfuñar.

-Duraste mucho fuera ¿Todo está bien?- Ella asintió para tocarle la frente.

-Conseguí todo, ahora le voy a preparar la sopa- La jaló contra el para luego besar sus labios suavemente –No, me va a contagiar, no hay besos hasta entonces-

¡Aquí si hay CURVAS!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora