CAPÍTULO II

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Cuando Copia se despertó, lo primero que hizo fue ver a Cheese y Cheddar jugar, las saludó y se dio un baño rápido. El reloj apuntaba las nueve de la mañana, ya era tarde y él jamás llegaba tarde al trabajo, aunque podía tener como excusa el hecho de su viaje y el tiempo que le tomó. Aún así se vistió y bajó para buscar a Terzo, le agradecería y después iría a buscar a Sister, sin embargo cuando llegó a la escalera se dio cuenta que no sería necesario siquiera salir del castillo, pues ahí se encontraba Sister y a su lado Nihil, este último frunció ligeramente el ceño cuando lo vio.

—¡Ahí está! —dijo Sister, emocionada.

Nihil lo había visto en ocasiones anteriores, por supuesto, y jamás había encontrado la razón del por qué el Cardenal, alguien que no era del linaje, tuviese las mismas características de él y sus hijos. No había más que cruzado algunas palabras en el pasado, así que no lo conocía bien.

—Hola, Papa, se ve muy bien.

Copia sentía el ambiente tenso y decirle a Nihil que se veía bien no había calmado las cosas. El Papa dio un paso adelante para inspeccionarlo.

—Disculpe, Sister —se giró para verla—, ¿puedo hablar con usted?

—Por supuesto —asintió ella.

Ambos caminaron hasta el estudio, Copia se había quedado solo. Observó con detenimiento los retratos que estaban colgados en una pared, los cuatro se veían tan imponentes y eran bien parecidos, a decir verdad. Bajó la vista, habían cuadros más pequeños, cinco de ellos dónde estaban los retratos de los ghouls, con sus posturas rectas. De pronto escuchó una voz detrás de él, una voz delgada que pertenecía a la prometida de Terzo, le sonrió.
En el estudio Papa Nihil continuaba teniendo el ceño fruncido. Ése día temprano en la mañana Sister le había despertado y le dijo que ya tenía la solución a los problemas con los negocios que Terzo había tenido en los últimos meses, sin embargo no entendía qué hacía el Cardenal ahí, hasta que entraron al estudio y entonces Sister se lo dijo, firme, sin titubeos. Se le notaba emocionada, sus ojos brillaban a pesar que lo quería ocultar, Nihil la conocía bien.

—No puede hablar en serio.

—Tan seria como un infarto —dijo ella mirándolo fijamente.

—Él no es parte del linaje.

Sister le miraba, paciente.

—Con todo respeto, usted ya no tiene más descendencia —negó.

—Sí, pero la línea sanguínea jamás se ha roto por más de un milenio —habló Nihil con la mandíbula apretada—. Mi padre era papa... Su padre, el padre de su padre, el padre del padre de su padre, el padre del padre del padre del padre de su padre. ¡Su padre!

Nihil se encogió de hombros. Sister suspiró. Tocó sus brazos, haciéndolo sentir cálido.

—Papa, recuerde todo lo que pasó con Terzo, aún estamos lejos de lo que alguna vez tuvimos. Las escasez comenzó y a este paso perderíamos todas las almas del infierno. La nueva sangre puede ayudarnos a retomar el imperio que teníamos.

Los ojos de Imperator brillaron, Nihil por fin entendía las cosas, Terzo estaba perdiendo acciones, empresas y muchas cosas importantes como para negar una ayuda. Y si Sister confiaba en aquel chico entonces era porque seguramente tenía muchas cualidades y buenas aptitudes. Le explicó que era un buen empleado y finalmente Nihil asintió.

—Muy bien. ¡Así sea!

Copia decidió ir a ver a Imperator después de una pequeña y muy banal conversación con Eleena, ya había pasado un tiempo y comenzaba a creer que perdería su trabajo, pues todo estaba siendo tan misterioso y había una razón por la cuál Papa quiso hablar en privado. Tocó la puerta y entró.

AMOR IMPUESTO [CARDENAL COPIA/PAPA EMERITUS IV] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora